mente les
dan muy mala
vista, 1
Q
los
escombros
de algunas .fincas; 29 el est.ado ruinoso Je otras;
3<?
la poca uniformidad en la construccion exterior
· de las casas, lo mismo que sucede en todos los
pueblos del Perfr; y
49
las aceqnias que corren
descubiertas por casi tolla la poblacion. Al hablar
de las pobhi,cionos del Snr en nuestros <lias, es
inevitable mencionar el
i
rremoto de Agosto de
1868.
Da pena ver los c. tragos que hizo esa en–
tástrofe: parece que el diluvio hubiera acabado de
pasar por todos aquellos
lugares. A la sacudida
violenta de ese memorable dia, se destruyeron
muchos pueblo., como el rle U chumn,yo, que ya
hemos mencionado , Tiabayn, C:irmen-alto y otros
inmediatos á Arequipa; !ns calles de esta última
se cubrieron de escombros , y entre los edificios
que quedaron en pié, no hay uno solo al que no
le falte alguna pared, parte ele
la,
cornisa,
ó
bien
que no tenga grietas en los muro::3. Por lo que he–
mos visto nosotros
misrn.os, podemos calcular que
una
cuai~t:-t
parte d
e la ciudad fué destruida, dos
cuartas partes quedaron muy averiadas
y
el resto
solo con grietas y descomposturas ligeras. Feliz–
mente, se ha pl'Ocediclo con bastante empeño
á
sa–
car los escombros que impo(lian el tránsito, ::;e re–
paran muchos et1ificio.-,, oe cousfruyen otros nuevo8
y
parece que los propiGtarios se hubieran cita<lo
para. levantar
á
un mismo tiempo sus casas.
Sensible es, sin embargo, que no se varíe el sis–
tema de construccion, sistemft que no puede con–
venir en manera
nJg-una
en un luga r tan expuesto
á
temblores. En efocto,
lo:::; edifieio8 son de una
piedra blanca volcánica, denomin<.tcl<:\
sz'llar,
qu~