DE MI TIERRA
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~elocidacl
no acostnmbrada
a
sn marcha 1enta habi–
t nalrnente, para acelerar el viaje del criado,
y
contesto
de paso;
Seel Liberanos a malo.
Pasaban esta.s esce11as en todas las piezas de la
casa, en las qne hacia Da. Escolastica veinte entradas
y
salidas sin objeto, mien t ras
yo
rne hallaba refnjiado
en la cua<lrn, al lado de Rosaura, Ja mayor <le las ni–
ilas, que con una gracia inesplicabl e hacia re\·olotear
por las teclas de s u piano
~ us
torneados rleditos, pro–
duciendo encantadores sonidos. Rosaura es una de
. las rnnchachas mas lindas que encierra esta capital,
<}Ue
asi fncra celebre por la importancia de
110SOtros
)05
varones, como lo es por la hermosura
y
vivacida<l.
de las hembras. Rosaura .no habia estado en colejio,
porqne
a
mas de que entre nosotros no
hay
establ eci–
ruientos perfectas de este jenero, en sn nifiez la
falta
era
mayor. Rosaura no debi6
a
la educacion pU.bli–
ca mas que un modo de leer, que seria abominable si
<lc spues
no
lo hnbi ese
correjido,-una
letra pa.recida
a
los caracteres chinos de las cajas de
tc, a
la que Mr.
Bristow
di6
mas t a rfle, en quince dias,
ig-naltlad,
e1e–
gancia
y
claridad.,-y a1g unas costuras <le las que for –
m an el
a
b
c
de la profo si on. Despues, la educacion
p riva<la enriqueci6 el espiritn
cle
Rosaura hasta don–
d e se pued(l! enriquecer P-n nn pais tan pobre de maes–
t ros.
Pero
s e a de
eslo
lo que foere, lo ci erto es que
Rosaura,
sin
col ejio, con nutlos
maestros,
y
sin nna
norma segnra de Io que
llamare
bu.entono
(con per–
(lon de los purista s, que no me facilitan otro medio
de espresar con exactitucl la idf'a), lo cierto es, re–
pito, que Rosaura fonn aba uno d e a<Jucllos seres pri–
Yilejiados, que tienen la g racia de suplir, por una espe ·–
c ie de in spiracion celestial, las impcrfecciones de
la
~ducac1onj
que las snpl en hasta tal grado, qne qui za
lamaria.u la atenciou en sociedades mas adelaii tadas,
y
por fin que tienen el secroto de con,· ertir en scgun–
dos las horas que un hombre de corazon
y
de gusto es-
ta
sometido
a
sn inmediata influencia. Un 1iudo pon-
i.
chito redon<lo de merino bordado cubria cl hermwo
talle de esta muchacha,
y
un sombrerito de Jipijapa,
inclinado al lado izqnierdo, daba
a
sn rostro
cierta
?.nocencia
pastoril,
que me
hubiera
hecho
l'epetir al
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