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EL ESPEJO

el Cura,

y

otro a1trigo,

y

otro nino,

y

otros

canast()!;,

en

otra calesa. Y

ac.to

continuo, los tres

muchachos

a

caba11o,

desempe

dran<

lo las cal1es

(y

a

fo

qne las

calle.s no

per<lian mucho con

perder

el empeclrado ).

Y tr

as ellos

, Rosaura

y

yo .

Y

tras

nosotros, los de–

,mas

amig.os

..

Y tras los amigos, lre rnulatilla engrei–

da,

cabalga

da en una _veloz yeg·ua, con el consabido

sombrero acaramelado;

y

d

vas!o copo

de lanoso

ca-

.· hello sobre la. espalda,

y

el

rico monillo

dR

raso verde

botella,

y

.el vestido

de

muselina,

y

la media de sarga,

y

el

zapato

de

raso

azul celeste,

y

el

estribo

dPsco–

munal, c-0n descomunales cantoneras de plata. Y tras

la mulati1la, el

padre

~apellan.

.

Al fin de

mnchas. paradas,

y

de rnnchos viajes

a

casa, por

lo~

c

nbie

rtos·,

que

se habian o1yiclado, por el

nino que habia

i.do

por

los cubiertos

y

que

no

parecia,

y

por otros

cie

n co

ntra!iem pos; eran las <loce

en

pun–

.to,

cuanclo

la

espedicion desembarcaba

a

l

pie

de

uno

de

los pabellones de

estera,s, q ne

form.an

la poblacion

de

los ' Amancae.s.

El

que

no

hubiese sabi<lo que aqnel es un

sitio

de

re,creo,

y

qne no van

a

<~l

sino

los qtrn qnieren diver–

;t irse, hubjera

apostado

las

orejas

a

que toda

aquella

.congregacion no componia

una

partida

de

campo, si-

110

una

familia

arr~jada

violentamente

del

hogar

do–

mestico

por ·una de

nuestras convulsiones politicat;.

Tales

eran

las

earns

mnstias

y

de8abridas

qne

todos

(;reyeron

de su

obligacion poner, al

ver el rnal humor

y

la

impa.ciencia, de

que-E}P

la distribucion

de

SUS

Ol'–

denes-;-~staba

poseida

Dofra

Escolastica,

a

cnyo sem-

. blante

y

acciones-r,omo era

natural-se

arreglaban los

semblantes

y

acciones de todos los concurrentes. Por

fortuna

este

intermedio de

fostidio

dur6 muy

pocAs

instantes, porque la senora, qne-a

pesar

de sus violen–

cias-tenia

un gran fondo de

jm·ial amabilida<l,

dio

a

la cornitiva-con el

primer

·plato

de

almuerzo-la

sei'ial

de

alegria, haciendo esclamar al padre

capellan:-"Es–

te es el ,qloria in excelsis, de tan larga semana santa.

Dona

Escolastica

no

dejo

de mosquearse por la ana–

lojia que

se

habia establecido entre la semana

santa

y

los efectos que

prodncia

su

mal humor:

pero la :ne–

tafora

di6

mucho qne

reir

a

los

concnrrentes,

y

particu-