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DE MI
TIER~A
11
Janmmte
a
Don Pantaleon, que por mas
de
cinco mi-
1rntos estubo repitiendo:
ila semanasanta!
si,
sefior.
Si,
.sefwr, Gloria
in
excelsis
Deo:
si
seitor.
Fray Norb
erto, tjl!rn
no
dej6
de percibir
el atufo
de Dona Esco)
asti.ca, trat6 de
re~obrar
su gracia,
y
aprovech6 un
s; seiior
de Don Pantaleon. para agre–
gar:
y
con bonete.
~l
ruismo reverendo
fq e
el primero
en
celebr~r est~
apostil)a, q ue en su concepto
e1·a nri
agu<lrsimo cpiste,
y
la
c~lebr6
con una estrepitosa car–
cajada, "'- manera de estornpdo, (porqne
fue
acompana–
da
de la metralla que forma el cortejo <le los estor-
1rndos,)
y
de la qq.e daran
fe y
testinionio todos los
~om• jdados,
que al instante acudieron cqn los paune–
los
a
remediar }as hurnedaqes
q
ue el . buen capella11
habia producido en sus rostrns
y
sus vestidos.
L~
mesa estaba cubierta con toda ]a profnsion
que
se acosttJn).bra, entre las famjlias, que han logradn
.salyar a}gnnos pesos de las invasiones de una revo–
lncion, qne-como la nuestra-}la usado tan pocos cum–
p1imientos con el bolsillo del ciudadano: pero no
se
crea
por e.sto qq.e la profusiop iba ncornpai'ia<la de to–
dos los ribetes de desorden y de molestia, que
d~~ tin
.....
gne:µ nuestras antignas comilonas · (no tan antig·uas
sin
eµib~rgo
que
110
haya una docena de ellas en
c-a–
aa
uno de los dias destinados
a
los saptos predilectos
de
la
pied~d
limena, por ejemplo, Santa Rosa
6 ·
San
Jose.) No, senor: no .era t.ina profusion tosca; impor–
tuna; sin concierto, ni armonia; sino una profusion, qne
el buen talento de Pofia Escolastica (p,orqi1e es pre–
cis~
coufesar que lo tiene
]:
sabia engalanar con la
adopcion de
to<las las usanzas estranjeras, qne en su
concepto contribuyen
a
hacer mas agradables estas
escen~s
importantes de
Ja virla
soci~l.
Por
de
copta–
<lo, entre
]as reformas
adoptadas no entra:ban ni los
tenedores de hierro, ni
la
proscripcion
de
las
senille–
tas. Dona Escolastica se horroriza,
y
yo me horrori–
zo tambien,de la faciJidad con que
I~
pobreza,embozada
con
ia capa de
la moda,
ha
logrado introducir estas
innovaciones, que nuestra heroina dice-y no
va
fuera
de
camino-que no pueden
ser
usos de la alta socie–
dad europea, sino contarse
a
Jo mas entre los
de los
buques balleneros.