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EL ESPEJO
y
tanto,
que,
atendidas las- arviba· mencionacfas
disfrae–
ciones matinarles, y Ja multi'tud de srnsabores
a
que es–
tan espuestos los hombres que velan mas que
el
vulgo,
estoy por decir con Ariosto
·
nse
'l
dormi-r
ini
da gm1dio
e
il
v~gghiar
guai
".Possa io dormii- senza destarmi
mai.n '
Pero soy en mis citas la exactitnd en persona;
y
csta cualidad
rara en tm
puebfo,
en
doride
nadi-e
asis–
te
a
sns citas, cnandb asiste, sino coa dos horas
de
atraso, vence, siempre que la ocasiou J.o pi·de, mi am{Jl''
a
las sabanas. Las ocho
era
la hora
COilNenida;
y
aunqNe conocia
muy
bien
la
jente
con quien tenia·
que
habermelas, resonaba el ultimo ee'o cl.el agudo esquilon
de
la
Ca.tedral,
y
yo·
entraba
pGr
las puertas de
Don
Pantaleon.
La:,
maiiana~
de
invi·erno
de Lima
tiemm un tipo
partieular, que quiza no se encaentra en ningun otro
pais, aunqne pertenezca
a;
la misma zona,
y
cuente
la misma latitud. Las mas crudas <le eUas uo · tienen
en contra mas qne una lijera llovizna, que en ningn–
na parte podra rnerecer el nombre de aguacern,
y
que,
si mrestrns
~alles
fueran mejores, no sen iria
de
moles–
fra, ni aun
a
las damas mas melindrosas. Ann tales
como. son las fernentidas ealles, mis leetores deben
cl~
Imber obsen'ado, com
o yo, que en lo mas 1·igoroso
de
la
estacion,
se
ve
el
zapa.tode
rasl'>
blanco figurar
sobre nuestros lodazales, como pndiera en una aHom–
bra tn..rica.
La mafiana <le
crue
hablo era todaxia una excep–
cion de las mailanas de invierno:. una manaua, en que
aparecia el horizonte entoldado con una niebla ent,re
densa
y
sntil;
que aTgunas
veces aejaba caer un im–
perceptible rocio, y otras daha salida
a
unos tibios
ra–
)'0$
de
sol: nna manana
cluclosa~
fodecisa,
intermite~te. . Como
haolo
con- to<los, me esplicare con las d1-
ferentes eofradias de mis lectores.-jOficinistas! la ma–
fiana del espr.diente era como·cie.rtos informes, en que
decis
y
no decis, en q11e qnereis atender
a
}a VP.Z-al
@mpeiio del amigo,
y a
la Tey que se quiere infrinjir,-a
los deseos del gobhm10,
y a
las impertinencias
del
pre–
tendiente.-j Leguleyos! la manana sujeta materia
er~a
c9mo muGhas causas, en que es preciso, para sahr