65
quizá conmovidos ·ante el inmenso dolor de aquel indio de san–
gre imperial, iluminaron su cora.zón con las palabras del evan–
gelio, y volcaron en su pobre alma el mensaje de Jesús. . . Nin–
gún Byron ha cantado todavía la larga
trag-ed~a
del inca en ca–
denas,
atónicoy solitario, sintiendo en sus viejos huesos las
sordas
agoní.asdel suplicio, teniendo siempre ante sus ojos la
visión
ensangrentada de su hermano José Gabriel, descu.artí–
zado vivo, viendo desfilar en las noches interminables de cua–
renta años, bajo las estrellas de Africa, los espectros sangrientos
de sus padres, de sus hermanos y de sus hijos, soñando, desde
el fondo de los remotos presidios, .con las sagradas riberas del
Titicaca
y
con la gloria desvanecida de los hijos del Sol".
Y ahora, en obsequio a nuestros lectores, en las siguientes
páginas, como >apéndices de las Memorias, vamos a insertar, con
breves comentarios, documentos
importantísimos, sobre
la vida
y
obras de Juan Bautista Túpac Amaru y 1para refutar las fal–
sedades de mal intencionados historiadores. ( F.A.L.)