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nos de asombro, y yo sin saber la causa me retiré,
cuando volví en mí, confundido y oprimido, sin tribu–
nal a quien quejarme más que el de la naturaleza,
no atribuí este rasgo militar, sino que mis facciones ca–
racterizándome mucho de americano habían excitado fá–
cilmente la cólera de e·ste oficial, (fenómeno muy ordina–
rio en la sensibilidad de los órganos españoles al as–
pecto de un indio); pocos días después supe su muerte
repentina y nada de su arrepentimiento.
Me
fué
mucho más insoportable la presencia de un
indio que preguntándome, un día que me encontró en la
calle, que si era cuzqueño, a la contestación de ser yo,
Túpac Amaru, lleno de furia me dijo que cómo me te–
nían todavía con vida, que había mucho debían haber–
me muerto. Yo que esperaba a mi respuesta amigable
algún brote de sensibilidad de parte de un otro indi@
como yo, ví con el mayor dolor un enemigo desnatUJta–
lizado en
él,
y muchos días se me amargaron por el
recuerdo de esta vil arrogancia.
Pero en el año 13 el primero de junio se me presentó
Don Marcos Durán Martel, hombre que ha desagravia–
do a la naturaleza de cuanto los demás la habían in–
juriado en mí mismo; se ha mostrado como una mano
tutelar destinada a salvar mis días, y hacerme gustar
en los últimos de mi vida los encantos de Ia amistad (x).
Luego que se me dió a conocer como un americano
perseguido como yo de la tiranía; le ofrecí mi casa,
le dí en ella la hospitalidad de un amigo, hice en él la
efusión de mi corazón; todo lo hicimos común como
hermanos y él hizo más: viendo que a mi edad octo–
genaria el cultivo de la tierra era muy oneroso, se hizo
cargo de él, y últimamente me eximió de todo trabajo,
y sólo cuidó de conservarme tranquilo y cómodo; es
(x) Marcos Durán Marte! era un religioso agustino, peruano,
y
que fué actor principal del movimieinto revolucionario que es–
talló en
Huánu.co,en el año de 1812. contra Espa.ñ.a
y
en pro de
la Independencia del Perú. ( F.A.L.)