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Dios para gobernarlos, ¿cómo podrían dudar de mi
d~
Jito?
Después de este paso en que fuí muy amargado
~fo
presentaron unos verdugos, llamados cabo de vara, a re–
cibirse de sus víctimas; la fiereza de sus rostros indi..
caba bien que su ocupación era atormentar a sus
s~
mejantes; uno de ellos, mostrándose más hambriento de
sus presas, ordenó que lo siguiéramos; el capi.tán del
buque en que habíamos venido le diio no tenía que ver
conmigo, y me condujo en su compañía a lo del Gober–
nador Conde de las Lomas, a quien le e:x;presó que no
era de la condición de aquellos presos con quienes ha–
bía venido, y que impidiese todo comercio mío con ellos,
y
dirigiéndose al ayudante le pidió me acomodase en
alguna casa particular.
Un platero que la casualidad ofreció, usó el comedi–
miento de llevarme a la suya, y el trato que me dió en
-ellá
me hizo advertir que éste había sido un modo de
agradar a la autoridad que había concebido, más bien
que una docilidad a un sentimiento interior que le hu–
biese arrancado mi situación composible; no tuve un lu–
gar señalado donde dormir ni donde ocuparme de mí
mismo; mis primeras necesidades eran satisfechas al an–
tojo de mis nuevos amos; si se acordaban de mí, co–
mía, y sino me quedaba sin alimento. Un día el hCllber
escupido en un lugar más bien que en otro del suelo,
me valió tal riña de parte de la ama que pedí a1 ayu–
dante me permitiera vivir solo; se me concedió con la
condición de presentarme dos días a la semana al je fe
de la plaza.
En esta diferente posición encontré nuevos y mayore s
motivos de considerar la nulidad a que me habían re–
ducido las medidas del gobierno.
Y
o ignoraba e l idio–
ma español (uu) y las costumbres de es,ta nación ; para
(uu) Hay razones .para creer que Juan Bautista Túpac Ama ru
habla·ba el idioma español, aunque poco y mal, como lo expon–
dremos en un.a nota posterior de estas páginas. (F.A.L. )