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26.z

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que habian desembarcado ya, habían cambiado sus armas to–

mando

2,000

fusiles de los que llevaba La Fuente. No se supo por–

qué la tropa babia abandonado el armamento que sacó de Val–

paraiso en buen estado

i

que quedó tirado en la playa varios dias.

El 3 de Octubre los cuerpos existentes en Quilca siguieron la

ruta que babia tomado el jeneral Aldunate con Castilla. En Si–

guas tomó éste un oficial prisionero i algunos recursos de movi–

lidad i víveres para el ejército. La marcha del Portales, Val–

parais'.) i Colchagua, de Quilca a Siguas, se hizo en malas con–

diciones, sin calcular la hora oportuna para no esponer la

tropa a las fatigas e incomodidades de un sol reverberante. Al–

gunos soldados botaban sus raciones abrumados por el calor.

El jeneral en jefe habia pensado desde Arica hacer que la co–

lumna peruana se adelantase para ocupar inmediatamente a Ca–

maná

i

Chuquibamba, a fin de acopiar toda clase de recursos,

elevar los cuadros de la columna, conmover las poblaciones de

aquellos valles i formd.r cuerpos de observacion que_pudieran re–

chazar a las tropas que salieran del norte en auxilio de Santa

Cruz. Pero este plan fué abandonado en el momento en que era

mas conveniente ejecutarlo, porque el jeneral en jefe, preocupado

con la idea de una próxima batalla jeneral , creia indispensable

mantener concentradas todas sus fuerzas. Sin embargo, por no–

ticias adquiridas en Arica e Islai se sabia que en Arequipa no po–

dria reunirse ántes de un mes la fuerza suficiente para atacar al

ejército de Chile. El jcneral se limitó apénas a destacar al coman–

dante Mayo con r

2

cazadores a caballo, para que se

di~ijiese

al

valle de Camaná en demanda de ganado i medios de movilidad.

En vano algunos jefes peruanos representaron al jeneral lo in–

suficiente de aquel pequeño dcstacamento,quepodiaserfácilmen–

te batido por los montoneros del valle, i la necesidad de enviar a

Camaná una columna respetable, que ocupase tambien a Chuqui–

bamba, Majés i otros puntos. Era precisamente en estos lugares

donde se podia organizar cuerpos peruanos, reunir caballos, mu–

las, ganado, proveer de víveres la escuadra i reanimar el espíritu

público contra Santa Cruz. En posesion de aquellas provincias,

habría sido fácil comunicarse con el Cuzco

i

aun con Ayacucho.

Pero todo este plan se menospreció, por el empeño de llegar con

el ejército íntegro a Arequipa.