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dificultades para
re~istir
a dos ejércitos que
~tacabp.n
el uno por
el centro
i
el otro por la frontera sur del territorio de la Confe–
deracion, siendo ademas necesario vencer los esfuerzos de los
mismos pueblos exaltados con la esperanza de derribar un po–
der que les era odioso.
La fuerza de Santa Cruz en el sur Perú estaba dividida en
cantones militare<;; mui distantes unos de otros, i en su totalidad
solo alcanzaban a
2,200
hombres distribuidos así:
700
en Tacna,
1,000,
entre Torata, Lampa i Puno,
200
en el Cuzco i
300
en
Arequipa. Partiendo sobre Tacna, el ejército restaurador podia
dirijirse a Arequipa por las poblaciones de los valles de la costa,
apoderarse de los recursos militares que en ellos habia, arrojar
al enemigo al este de la cordillera, obligándolo a una retirada
precipitada
i
peligrosa por caminos dilatados
i
fragosos;
i
des–
pues de refrescarse i aumentar sus fuerzas en Arequipa, dirijirse
sobre Puno. En el caso de tomar directamente el camino de
Tacna a Puno, empresa que podía practicarse aprovechando los
medios de movilidad que Tacna ofrecia, el ejército restaurador
habria podido en breves dias llegar a Puno, persiguiendo las
columnas escalonadas en el camino, e interponiéndose entre el
Estado sur peruano
i
Bolivia, lo que habria facilitado un golpe
pronto i decisivo al Protectorado. No se prestó atendon a nin–
guno de estos planes, i el 28 de Setiembre la escuadra en con–
voi avistaba a Islai, cuya poblacion habia sido retirada
~violen
tamente en consecuencia de los decretos de exterminio del
Gobierno. Ya en Arica el jeneral Blanco habia pensado ade–
lantar a Quilca la columna peruana,
i
mandar a Islai un bata–
llon chileno, para que se apoderasen de los valles inmediatos
i, reuniendo los recursos de movilidad i bastimentos que pudie–
ran, se dirijieran al puerto que se señalara para el desembarco
del ejército. No se sabe por qué se renunció a esta medida, que
habria evitado la desolacion en que se encontró el puerto de
Islai, i las devastaciones que por órden del prefecto de Arequipa
se practicaron para convertir en un yermo el territorio que media
entre la costa
i
la ciudad de Arequip·a.
En Islai el jeneral Blanco saltó a tierra,
i
dando gran impor–
tancia a las informaciones de personas sospechosas sobre dis–
tancias
i
otros pormenores referentes al terreno que intentaba