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ron al jeneral en jefe que Arequipa no podria sostener por

muchos dias al ejército, siendo, por tanto, urjente perseguir

pronto las fuerzas de Cerdeña i ocupar mayor espacio de terri–

torio para asegurar la subsistencia del ejército restaurador.

Sabia Blanco que dos batallones contramarchaban desde

J

uli (departamento de Puno) para reunirse a Cerdeña en Pu–

quina; que con el mismo objeto marchaba un escuadran de

caballería que Santa Cruz habia llamado a La Paz para impo–

ner al Congreso de Bolivia

i

resguardar su persona; pero dejó

escapar esta ocasion favorable para impedir la concentracion

del enemigo,

i

continuó estacionado en Arequipa, alegando no

poder moverse miéntras no estuviesen herrados los caballos·

Solo despues de

12

días de inaccion, se dió órden para que el

ejército dejase a Challapampa

i

se situase al sur de la ciudad

(Miraflores) Pero el enemigo continuó siempre sus depreda–

ciones en los alrededores de ]a ciudad. Los espías entraban

i

salian con libertad,

i

aun dos de ellos fueron sorprendidos en

la misma casa del jeneral a la hora de retreta.

Un gobierno provisional se habia establecidos mediante una

reunion popular numerosa, que dió sus votos unánimes al jc–

neral La Fuente para Presidente de la República. La acta de

esta eleccion se publicó, pero sin las numerosas firmas que la

suscribieron, a fin de evitar a los firmantes un peligro inmi–

nente en caso de que la campaña de restauracion fracasara. I

esta medida de precaucion se consideró luego tanto mas pru–

dente i oportuna, cuanto por la inmovilidad del ejército

CO·

menzaron muchos a sospechar que el jeneral en jefe mas bien

pensaba en retirarse que en perseguir al enemigo.

Un dia ántes que el ejército ocupara a Arequipa, habia pe–

netrado en la ciudad el jeneral Castilla, que

fué

recibido i feli–

citado por una parte del pueblo. Castilla exhortó a los vecinos

a tomar las armas para cooperar a la caida de Santa Cruz, Jo

cual

füé

interpretado por muchos como un anuncio de alista–

miento forzoso, prevenidos como ya estaban por los rumores

esparcidos por los ajentes del Protector, resultando de aquí

que muchos se ocultaran de miedo

i

no se dejaran ver hasta

que se persuadieron que ninguno seria forzado a enrolarse en

el ejército.