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nos que el Protector habia proscrito. El parlamentario fué de·

tenido en Poxi, donde entregó los pliegos al enemigo. Cerdcña

contestó con insolencia a la comunicacion de Blanco,, que solo

sirvió para disipar el temor con que fué recibida en el campo

del Protector la noticia del arribo de la expedicion chilena.

Al dia siguiente del regreso del parlamentario de Blanco, lle–

gó a Arcquipa el coronel Guilarte con una carta Jel jeneral

Herrera en la que éste pedia una entrevista al jeneral en jefe,

que la otorgó al momento. Herrera

i

Blanco conferenciaron

secretamente durante dos días. El pueblo, que miraba con re–

celo estos recíproco:; mensajes i conferencias, se reunió en la

calle sobre la casa del jeneral Blanco, i cuando Herrera salia de

ella acompañado del jeneral Aldunate i otros oficiales chilenos,

la muchedumbre prorrumpió en gritos de

muera Santa Cruz,

muera el tirano, nzuera Herrera

i

todos los 11ialvados que le sir–

ven.

Blanco manifestó el mas profundo di-=gusto por esta mani–

festacion, i creyendo comprometida su delicadeza, envió al capi–

tan Murillo a dar satisfacciones a Herrera. El cual contestó con

la chocante ocurrencia de que él no podía darse por satisfecho

del ultraje recibido, pues solo al jeneral Santa Cruz corres pon.

dia estimar la satisfaccion ofrecida.

Herrera habia hecho concebir al jeneral Blanco la esperanza

de que Santa Cruz se retirara con las tropas bolivianas, deJan–

do lib

~e

al Perú, sin necesidad de una batalla. El mismo Blanco

babia dejado entender esto, despues de su conferencia con He–

rrera. Por mas que se hizo, no se consiguió disuadir de esta

idea al jeneral en jefe, i convencerlo de que Herrera habia ido

a Arequipa solo a entretenerle, miéntras Santa Cruz descabe–

zaba la sierra i por <letras de los

altos de Cangallo

se dirijia a

Puquina. Cuando Blanco tuvo noticia de este movimiento, se

decidió a mover el ejército sobre Poxi, donde, segun se ase–

guraba, Cerdeña acababa de situar su division para cubrir las

operaciones de Santa Cruz. Se puso en marcha el ejército a las

I I

de la noche i a las

ro

del dia siguiente estaba a la vista de

Poxi. Mas, se reconoció que allí no había sino una columna de

400

hombres al mando del jeneral Herrera, la que trepó luego

las alturas de Poxi en actitud de retirarse. El jeneral Blanco

ordenó contramarchar sobre Arequipa.