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explotar los pueblos del Pacífico i especialmente al Perú; que

toda su política se enderezaba a sostener a toda costa la pre–

ponderancia de Valparaiso como plaza mercantil i a poner es–

torbos a la prosperidad indu. trial i al progreso de las naciones

sud-americanas bañadas por el Pacífico; que al mirar de mal

ojo la Confedcracion Perú- boliviana i al intentar destruir esta

bella creacion, que ofrecía a los pueblos confederados tantas

espectativas de progreso i bienandanza, hacíalo solo a impul–

sos del despecho i de la envidia. Santa Cruz i sus áulicos re–

pitieron estos cargos hasta el último instante. No es del caso,

ni importa por el momento averiguar i había buena fé en e ta

manera de juzgar la política del Gobierno chileno. Lo cierto

es que todo ello implicaba un descalabrado juicio.

Bien claramente protestó el Gobierno cada vez que para in–

clinarlo a la paz se le habló de tratados de comercio con el

Perú, o mas bien con la Confederacion Perú-boliviana, no tener

interes en celebrarlos, o mirar su celebracion como cosa mui se–

cundaria i accesoria, sobre todo en presencia de los intereses i

derechos que creia o dañados o amenazados por la dictadura

militar de Santa Cruz. I nada corrobora i confirma mejor la

actitud desinteresada, casi abnegada, del Gobierno de Chile en

aquella gran cuestion, que sus documentos mas re ervados, tales

corno las Instrucciones a sus plenipotenciarios. No hai en estas

instrucciones una palabra que manifieste un propósito egoísta

del Gobierno de Chile, i al suponerse en el evento feliz de hacer

arreglos internacionales con las repúblicas del Perú i de Bolivia,

ya libres del yugo protectora!, advierte la conveniencia de ne–

gociar con la primera en beneficio de la segunda, la cesion del

territorio de Arica, como prenda i base de futura seguridad

i

sólida armonía para cntrambas naciones.

Fracasada la primera espedicion, el Gobierno preparó la se–

gunda con mas rapidez, con mas precaucion, con mayores ele–

mentos de triunfo, con el unánime aplauso del pais i en la con–

fianza de que el Supremo Regulador de los destinos humanos

habia de coronar mas tarde o mas temprano los jenerosos es–

fuerzos i sacrificios de la República en pro de una causa hermo–

sa i justa. I vino Yungai como espléridido desquite de Pau ..