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levantes muestras supo dar en los orfjenes
i
en el curso de sus
desavenencias con el Protector. No se comprende cómo teniendo
que atravesar la zona occidental del Perú, sembrada de méda–
nos ardientes i de ásperos collados, con un clima malsano
i
la
inminente escasez de recursos que era de esperar
i
debia pre-
alabanzas i abrumaron con sus homenajes, antes i despues del tratado de
ominoso recuerdo.D
a:S.
D.
C.
O.
Paucarpata, Noviembre
c8
de 1837.
«Mi estimado amigo:
<CHace dos días que recibí la que con fecha
17
del próximo pasado me ha
escrito V.
«.Hoi le dirijo esa con Lorencito Puente, que lleva los tratados celebra–
dos con Chile en este pueblo. En la víspera de darse una batalla en que
hubieran tronado precisamente, han pedido la paz que pudieran hacerla en
Chile con V. mas honrosamente, i con V. que tema tanto entusiasmo por
los chilenos; pero el jeneral Blanco dice que se empeñó en realizar la espc–
dicion, por desmentir esa voz jeneral de que en Chile Portales era el único
hombre
i
que, muerto él, no habría quien dirijiera la guerra. ¡Qué tal modo
de desmentir ese concepto ratificándolo con la espedicion que ha hecho,
idéntica a la de Barradas sobre Tampico! En mas de cuarenta días que
ocupó a Arequipa, se ha dejado estar i permitido que nos aprontemos con
mas de 6,ooo hombres, i que lleguen cuerpos de Lima i Tupiza; el 5.
0
vino
desde Huancayo, i el
2.
0 ,
que ha marchado desde Tupiza, está tambíen aquí,
sin contar la division Vijil, que ocupa el valle de Camaná i les habría cor–
tado la retirada. En esto han parado las fanfarronadas de los chilenos. ¡Qué
lástima que se haya muerto Portales para habernc's complacido con su ver–
güenza! Aquel hombre se habria enterrado vivo, si le sucede este chasco.
u.Lomas chistoso es lo de La Fuente con mas de
50,000
pesos gastados,
i los otros emigrados que han sufrido una mano tan pesada. Estos no po–
drán volver ni a Chile, porque sus compañeros de campaña se quejan de
haber sido engañados por ellos; i que no han encontrado en el Perú ni pro–
nunciamientos, ni pasados, ni revoluciones. Posicion mas crítica que en la
que se han visto los restauradores por creerles, no puede esperarse a la
yerdad. No habia Congreso boliviano que proscribiese al jeneral Santa
Cruz, ni auxiliares arjentinos que ocupasen a Potosi
et ultra,
ni jente que
los favoreciese en ningun sentido, i en Arequipa no tenian ya que comer; no
les quedaba otro recurso que capitular. Me acuerdo que los escritores de las
gacetas francesas comparaban los proyectos quiméricos del año
30
a la espe–
dicion de
5,000
hombres a Méjico. Pt:diéramos a su semejanza para en ade–
lante, llamar todo lo que ha de tener mal éxito-espedicion chilena al Perú.
<i.Mañana entraremos a Arequipa, que no han acabado todavía de eva -
cuarlo los restauradores; i despues de una revista que pase a nuestras tro-