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ras al Protector, sobre todo en los primeros dias de Ja ocupacion
de Arequipa; que se derramaron flores en la calle por donde el
ejército penetró en la ciudad; que se quemara en Ja plaza prin–
cipal la bandera del Estado Sud-peruano; que se recibiera con
víveres i refrescos a los soldados fatigados (3), no hai por qué
dudarlo. Pero tampoco se puede dudar que la gran mayoría del
pueblo arequipeño estuvo léjos de mostrar entusiasmo i deci–
sion por los invasores,
i
guardó una actitud reservada i prescin–
dente, nó por amor al réjimen protectora!, sino porque dudaba
i estaba ademas amedrentada con las medidas de terror desple–
gadas por las autoridades para impedir todo transfujio i toda
tentativa revolucionaria,
i
para lanzar la tjesolacion al encuen–
tro del ejército de Chile.
Tampoco hai que dudar que Santa Cruz tenia partidarios
i
no pocos entre los habitantes de Arequipa; pero esos secuaces
que, por la mayor parte eran usufructuarios del réjimen protec–
tora!, fueron los primeros que abandonaron la ciudad, i era na–
tural que los siguieran los tímidos i los egoistas, toda esa clase
social que en cualquier evento peligroso no piensa sino en con–
sultar su seguridad personal.
Que se hicieron devastaciones en los campos
i
aldeas i se
procuró a fuerza de amenazas i rigores compeler a los habitan–
tes a evitar todo contacto con los invasores
i
a ocultar o des–
truir cuanto pudiera servir a sus necesidades, lo prueba la
protesta que ántes de llegar a Arequipa diriji6 al prefecto i co–
mandante del departamento el mismo jeneral Blanco, escanda–
lizado de los estragos que iba contemplando en su itinerario.
Cuando el ejército chileno se aproximaba al pueblo de Vítor,
su gobernador no discurrió otro arbitrio de hostilidad, que
incendiar algunas casas
i
huir (4).
¿Careció de víveres el ejército invasoroJ como afirmaban el je–
neral Blanco
i
sus parciale::;? ¿O tuvo víveres en abundancia,
como aseguraban los testigos adversos? Distingamos. No le faltó
(3)
El
Araucan1>
en la impugnacion que en diversos artículos hizo a la
C<Defensa de los tratados de paz de Paucarpata» por Irizarri. Dichos artículos
fueron escritos por don Felipe Pardo desde el número
400
hasta el
406 (27
de Abril al 8 de Junio de r838 ).-«Campaña del Ejército Restaurador)),
(4)
«.Campaña del ejército restaurador».