s1c10n de retirarnos a Ja escuadra con seguridad, por falta
de bagajes i de víveres, se ajitase la reunion de éstos para
poder hacer la retirada luego que se hubiese concluido el armis–
ticio."
1
1
Me volví a Sabandia el
I I
de Noviembre, i haciendo el pa–
pel de un puro comisionado del jeneral en jefe, propuse al je–
neral Herrera las reformas de los artículos del tratado en los
términos que el jeneral Blanco queria, las que fueron desde
luego desechadas por el jeneral Herrera como inadmisibles.
Con todo esto, yo le insté para que no cortásemos las negocia–
ciones, sin tener contestacion del Protector, a quien propuse se
diese cuenta de lo que se exijia. Hízolo así el jeneral Herrera, i
yo me quedé con él en Sabandia, hasta el dia
12
por la mañana,
en que nos separamos de resultas de avisos que este jeneral re–
cibió de Arequipa, en que se le decia que no estaba seguro en
aquel pueblo, porque se trataba de sorprenderlo i hacerlo pri-
s1onero.r1
............................................
·····4······-···········
• 1
No tenie9do ya que hacer en Sabandia, mientras el Protec–
tor contestaba sobre las proposiciones últimas del jeneral Blan–
co, el jeneral Herrera quiso volverse a Poxi, i yo me volví a
Arequipa, en donde recibí el dia
13
una carta del dicho jene–
ral Herrera concebida en los términos siguientes:
11Señor coronel D. Antonio José de Irizarri.-Poxi, Noviem–
bre
12
de
1837.
Mi amigo: Tan luego como llegué a este punto sometí al
conocimiento de S. E. el Supremo Protector las últimas propo–
siciones que U d. se sirvió presentarme, i no le han perecido a
S. E. algunas de ellas inadmisibles,
i
con respecto a las demas
ha hecho algunas observaciones que no destruyen la sustancia
i
que al oirme Ud. mismo será el juez imparcial, i estoi seguro
que se inclinará a adoptarlas. Si pues la constante intencion de
S. E. es evitar la guerra i fraternizar con la República de Chile,
sin mengua de Ja reputacion e intereses de ámbas naciones,
podemos todavia reunirnos a conferenciar en el punto i a la
hora que
U
d. me indique para la reunion. Puede ser que se
consiga la paz, i podamos satisfacer los deseos de dos nacio–
nes que con ansia desean su tranquilidad i bienestar, para cuyos
objetos no debemos reservar de nuestra parte sacrificio alguno.