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Por este tiempo

fué

sometido Blanco a un consejo de guerra, de

ó rden <lel Gobierno, a consecuencia de haber censurado a éste

por débil i apático en presencia de algunos de los miembros de

la referida Sociedad, hecho que fué denunciado al Director

O'Higgins. Fué condenado a destierro; pero O'Higgins no quiso

confirmar la sentencia, quedando por tanto, sin cumplirse. El

dia que llegó a Santiago la noticia de la ocupacion de Lima por

el ejército de San Martin, (Julio de

1821),

O'Higgins hizo que

el jeneral Zenteno buscara a Blanco

i

lo invitara a pasar a pala–

cio, donde lo recibió con los brazo" abiertos. (7)

Reorganizada la escuadra chilena hkia

I

824, fué nombrado

otra vez jefe de ella Blanco Encalada con el grado de Vice–

almirante, i en esta calidad marchó con la expedicion que al

mando inmediato del Supremo Director Freire, hizo la t1ltima

campaña de Chiloé (

I

82 5-

I

826), arrebatando esta provincia al

poder peninsular, para incorporarla a la República. Esta vez

los servicios de Blanco como jefe de la marina fueron mui opor–

tunos: su valor i su prudencia ayudaron eficazmente a los triun–

fos del ejército i al feliz desenlace de la empresa. (8)

En

1826,

habiendo renunciado el jeneral Freire la suprema

direccion de la República, ocupó su lugar el Vice-almirante

Blanco por eleccion del Congreso o Convencion con ti tu ida en

aquel año. Una sublevacion militar babia estallado en Chiloé a

poco de sometido el Archipiélago a las leyes de la República.

En la sublevacion se había invocado el nombre del jeneral

O'Higgins. Aunque mui pronto

se

tuvo en Santiago la noticia

de que Chiloé babia vuelto al órdcn, i fracasado la tentativa de

los partidarios de O'Higgins, se continuaba hablando de pre–

parativos que este jeneral hacia en el Perú para invadir a Chile

i

promover una revolucion. Blanco Encalada, sin mas que esto,

pidió al Congreso una lei de proscripcion contra O'Higgins;

pero el Congreso denegó esta medida extrema, que no habria

sido justificable ni aun en el supuesto de ser verdaderos los pa–

sos revolucionarios que se imputaban al ilustre corifeo de la re-

(7) Apuntes citados.

(8)

Barros Arana. Las campañas de Chiloé.

1820-r826, 2.ª

edición -Con–

cha

i

Toro-«Chile durante los años de

1824

a

1828.»