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una época
de prosperidad que no han tenido has–
ta hoy y qu-e ojalá continúe. El negocio de las
la~
nas de Puno, en decadencia hace un mes
á
causa
de la guerra europea, ha vuelto
á
animarse y con–
tinúan ]as grandes exportaciones para Europa, ex–
portaciones que no bajarán en todo el presente _
año de
30 á 40,000
quintnles: hace diez a,ños esta
cifra solo llegaba á
26,000.
El dinero abunda, las
transacciones mercantiles se han aumentado y se
abre por todas partes tiendas
y
casas de comercio.
Asi los comerciantes, como los artesanos
y
los
agricultores, están contentos con esta animacion,
que reconoce dos C{Lusas: la paz de que disfrutan
tanto Arequipa como los departamentos de Cuz–
co, Puno
y
Moquegua;
y
la construcciou de dos
extensos ferro-carriles, el uno cuyos trabajos avan–
zan rápidamente de la costa
á
Arequipa, y el otro
que parte ele esta
á
Puno. En las dos obras se re–
parte una fuerte suma de dinero que va
á
fomen–
tar el comercio. Quizá no nos equivoquemos al de–
cir que en ambas líneas hay de seis
á
siete mil
trabajadores, que ganan desde uno hasta tres so–
les diarios
y
que , acostumbrados
á
gastar cuanto
tienen , no hacen economía alguna. Con tales ele–
menLoo, creemos que ha llegado el Jia en que oe
}Jien~e
de un modo f:ério en la fundacion de un
banco en Arequipa y la creacion de cajas de ahor–
ro para el pueblo.
I g ual impulso ha recibido la agricultura: el pre–
eio del trig o que es la produccion principal de la
campiña de Arequipa, ha subido
á
tiempo que su–
cedia lo propio en Chile
á
conseuuencia de la guer–
ra de Europa: el corte de un topo de alfalfa se ven-