Previous Page  221 / 404 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 221 / 404 Next Page
Page Background

ALMA LATINA

7

·················•···•······

..

.

. .. ...

.. .......... ........

·······································································

···················-···············

..

····-·········································~·-··························

ella dejó en mi ánimo!

~

las seis de

la tarde vistíendo un .

cornplet

impe–

cable, ostentando una corbata irre–

sistible, sembrando conjuntivitis con

la blancura fulgurante de mis escar–

pines, me dirigiría al Excelsior, al

Cinema Teatro o al Colon».

¡Cuánta verdad, 'bien amarga por

cierto , encierran las anteriores líneas!

Vanidad, inconsciencia, estrechez es–

piritual y en muchos casos cretinis–

ñ10

bien vestido, · ·eso es, salvo muy

contadas excepciones, nuestra rumo–

rosa j nventud dorada.

¿Qué puede esperarse, qué pued e

esperar"' nnestra desventurada nacio- ·

nalidad, de nna ju'::entud que así se

revela huérfaná de ,toda orientación?

Vi v~ ella la efürn~ri vida del instan–

t e. Nunca sintió la t9rturadora in- ·

quietud del potvBÚÍr, ese vago _anhe–

lo recó.ndito q u.e es patrimonio- es–

elnsi vo de las armas 'seli c tas.' N nnca

se rindió al sacrificio . Cultiva el

chisme d(? sociedad y otros chismes

y distra e solemnemente sus oc.i_os,

que son muchos, entre el suplérp\311~

to de modas de un

magazine

éüal–

quiera y las insustanciales

y

frívolas

charlas de los um.brales de las confi–

terías del

centi·o.

Maestra en malevo–

lencias, no hay para ella inmacula–

das honradeces ni ha.y só lidas repu–

taciones. La banal suspicacia de que

a. menudo alardea, llena de fatuidad ;

le halla oculto sentido a la más san–

ta

y'

austera de las intenciones. Fa–

miliarizada con el disimulo y los re–

covecos

y

las tortuosidades mímicas,

siempre hace a los demás a su deteR–

table semejanza. Y así vi ve y así

alienta. Y así , dueñ·a de un relativo

1

ele un tri ste bienestar material , 3¿va

ra de sus comodidadés, pasa por la

vida a ras d e ti erra. sin m.arcar una

'

,

huella, sin señalar un surco. Y por–

que no conoció el dolor, que todo lo

enaltece, no ama la noble

y

santa

vida espiritual, que es la verdadera

vida.

.

Pero es así toda la ju·vent.~d nues–

tra. Yo sé de otra juventud q-ue es–

tudia y que sueña-¡oh divin!1 virtud

de soñar!-y que se duele en el al–

ma de nuestro lacerante y mediocre

vivir actnal. Una juventud que, en–

tre otras cosas, detesta la política

partidarista-esa. cos_a inmunda que

entre nosotros es la política-y que ,

tiene el alma toda entera puesta en

i

más altas y desinteresadas especula~

ciones. Vi,·e ella en la son1bra, en

loab le

y

sereno retraimiente, lejos de

ridíct-ilot, exhibícioni smos

incondu–

centes, y porque lleva R1uy adentro,

muy en el fondo -del alma, el sacro

sentimiento d_e la 11acio11alidaq, y por

que es fuerte

"y

dueña de nn sál vador

entusiasmo, sufre la evidente miseria

de los días actuales y cree en el ad–

venimiento de mejores días. Y en nn

sereno ambienle de meditación, llena

·de amor y de fé, cultiva en si lencio,

para más 'tarde, la inestimable mara:.

villa de su reino interior.

'

Pero-¡oh ete111a y lamentabiecon~

dición de los humanos!-muchos son

los que se rinden, muchos los

q~~

al

fin delinquen, y no pocos los 'que

perdida la ~a lvadora

y con el al–

ma rota, buscan en extrañas tierras

el calor que sus almas selectas nece–

s itan

y

que no encontraron en esta

desventurada tierra, merecedora de

otros hombres

y

de muy otros desti–

nos. ¿No es verdad Sassone?

E.

CASTERO'r Y ARROYO.

Lima, ---:-1915 .