-
74 -
del Perú, injenio distinguido, escritor correcto, poeta satírico,
abogado, habia llegado a Chile en
I
835 como Plenipotenciario
de Salaverry, no debiendo desempeñar este cargo sino como de
paso, para continuar su viaje a España, ante cuyo Gobierno iba
acreditado con el mismo carácter de plenipotenciario del Perú.
Los sucesos políticos i militares de su patria fueron detenién–
dole en Chile
i
comprometiéndolo en disputas
i
contradiccio–
nes con lo ajentes oficiales de Orbegoso i de Santa Cruz (Riva
Agüero i Méndez), a los cuales, como a sus respectivos jefes
i
mandantes, atacó con ardimiento
i
fustigó con el ridículo
i
la
ironía por medio de la prema. Pardo supo captarse corno hom–
bre
i
como diplomático las simpatías del Gobierno de Chile,
i
hacerse estimar en la alta sociedad de Santiago. Vencido e in–
molado Salaverry i concluido, en consecuencia, el gobierno que
aquel caudillo encabezaba, cesó la representacion diplomática
de Pardo, quien desde entónces ya no pensó mas que en revelar
i atacar los planes
i
la insidiosa política del titulado pacificador
del Perú, i en promoverle enemigos p1r todas partes. Santa
Cruz aparentaba desdeñarlo; pero en realidad le temia, i aun
interitó congraciarse con él o al ménos neutralizarlo.
(9)
E-5
cosa manifiesta que Pardo fué el peruano que mas eficaz–
mente previno el ánimo del Gobierno chileno contra las
cm·
presas atentatorias del
Pre~idente
de Bolivia. Despues de la
expedicion revolucionaria del jeneraJ Freire, en la cual vió el
Gobierno de Chile la mano del Protector, el ministro Portales
estrechó mas sus relaciones con Pardo i aun le asoció a sus tra-
(9) Al partir del Perú con el cargo de plenipotenciario, Pardo había reci–
bido adelantado
us sueldos de
un
año
i
alguna cantidad mas para atender
a
diversos ga tos. Concluida e
ta
mi ion dema iado pronto por la caida de
Sala verry, el jeneral Ri
''ª
Agüero, representante de Orbego o en Chile, e
apresuró, por espíritu de venganza, a pedir cuentas a Pardo del dinero reci–
bido. Pardo estaba pronto
a
liquidar sus cuentas
i
devolver lo que no hu–
biera alcanzado a ganar; pero rehusaba hacer la devolucion en manos de
Riva Agüero, que ya no representl\.ba
tam~1oco
mas que un simulacro de
Gobierno. Apoderado al fin Santa Cruz de todo el Perú, comisionó a su
plenipotenciario en Chile, don Casi miro Olañeta, para que arreglase con Par–
do del modo mas prudente
i
amigable la referida
cuenta . El arreglo se
concluyó pronto
i
sin la menor dificultad. Publicóse en un folleto intitula–
do
Cuentas de don Felipe Pa1'do con el tesoro del Perú- Valparaiso,
1836.
Véase ademas nota A. del Apéndice.