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América del Sur, habia pasado a servir en la marina de guerra
del Perú (1821)
i
apoyado con ella el movimiento revolucionario
de Salaverry, hasta que, vencido
i
fusilado este caudill<\ a quien
habia procurado salvar en Islay, entregó al gobierno vencedor
los barcos de que disponia, bajo la promesa de indemnidad
para sí
i
sus subalternos. Postigo, sin embargo, no creyéndose
bastante seguro, e asiló en ia corbeta de guerra
Flora,
de la
marina francesa,
i
se trasladó en seguida a Chile ( r
2 ).
Figuraban, por último, en la misma emigracion, los coroneles
don Bernardo Soffia i don Manuel Lopera, i los tenientes coro–
neles don Manuel Mayo, don Juan Francisco Balta, don
A
le–
jandro Deustua, don Juan Ant nio Ugarteche i muchos otros
que seria largo e inoficioso enunciar individualmente. (
I
3)
en oficio de 4 de Julio de 1837, rectificaba lo escrito en el oficio de
JI
de
Febrero acerca de las noticias sujeridas por González a Flores sobre el va-
, limiento e influencia del círculo de Vivanco i Pardo en Portales, i pensaba
mas bien que no el ministro González, sino su secretario, fuese el autor de
e tos chismes. En este mi mo oficio de 4 de Julio, dió La,·alle algunos an–
tecedentes biográficos del pre idente Roca Fuerte, con iderándolo cada dia
ma empeñado en cultivar la amistad de Santa Cruz, pero vijilado i aun
contrariado por sus mismos ministros, entre lo cuales estaba don José Mi .
guel González, que habiendo regresado de Chile, acababa de tomar a su
cargo un mini terio de Estado i mostraba mucho aprecio por el gobierno de
Chile
i
no poca repugnancia a Santa Cruz. (Corre pondencia del Encargado
de Negocios de Chile en el Ecuador, r836-1838.-Ministerio de Relaciones
Esteriores).
(12)
En un folleto publicado en Santiago, en Julio de 1836, refiere García
del Postigo las dilijencias que practicó en I lay para salvar a
Sala~erry,
que, despues de su derrota en Socabaya, acababa de caer pri ionero en
manos del Jeneral Miller. Garcia del Postigo llegó a prometer que entre–
garía a Santa Cruz toda la e cuadra peruana, que e taba intacta, con tal que
se dejase !ibre a Salaverry. Pero Yliller se negó en absoluto a soltar al pri–
sionero, en lo cual procedió, sin duda, obedeciendo las órdenes de Santa
Cruz. Garcia del Postigo continuó con la escuadra al Norte,
j
habiéndosele
desertado dos o tres barcos, acabó por tratar con las autorjdades de Or–
bego o.
(13) En la
I-Iistoria del Perú Independiente,
1835-1839, se presenta una re–
lacion nominal de lo jefes, oficiales
i
empleados civiles del cuadro o divi–
sion auxiliar peruana que, bajo el comando del coronel Vivanco, marchó al
Perú con el ejército chileno. Esta relacion está copiada del estado oficial
que se formó en Valparaiso el
25
de Agosto de 1837,
i
!de ella consta que el