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mui mal estado, teniendo tambien que arreglar nuestra navega–
cion a su marcha. Que por lo que hemos visto en esta ciudad,
debemos sacar la consecuencia de lo que encontraremos en aquel
punto de la costa, que nos presentará el mismo cuadro que Is–
lay i Quilca, i sin poder obrar inmediatamente sobre Lima,
atendiendo a que en aquella ciudad se hallan fuerzas mui supe..
riores a las que tenemos. Que las noticias que se nos dieron del
número de las tropas del Protector, han sido falsas, así como
cuanto nos hacían esperar de la cooperacion de los pueblos, de
sus recursos, aumento del ejército, etc.; que creyendo superiores
( s,;n
duda se quiso decir ·t'?iferiores)
nuestras fuerzas a la empre–
sa que hemos proclamado) parecía no quedar otro medio que
hacer una paz honrosa i ventajosa, o combatir contra el doble de
nuestras fuerzas, i con la confianza de que si no fuésemos vence–
dores, el honor de las armas de Chile quedaria bien puesto.
Que los intereses sagrados de Chile, depositados en este ejérci–
to, nos aconsejaban aquel paso, teniendo tambien en considera–
cion otras mil causas que no se escondian a los señores jefes
i
que nos hacían ya ver lo doloroso que seria para Chile i al ejér–
cito los resultados de sus sacrificios i de su sangre, aunque la
fortuna nos coronase con el triunfo.
11Los señores jefes hallaron que era exacto el juicio que babia
formado su señoría el jcneral en jefe, de la posicion en que se
encontraba el ejército de Chile; i haciendo todas las protestas
mas solemnes de sacrificarse en el servicio de la República, aun–
que llegase ei caso de hacerlo, sin la menor esperanza de con–
seguir el triunfo, solo con el objeto de dejar bien puesto
el
ho–
nor de las armas de Chile, conocian que los intereses de esta
República, su mismo honor, su tranquilidad interior i su gloria
quedarían asegurados, siempre que en las circunstancias en que
se halla el ejército, consiguiese hacer una paz honrosa al frente
de un enemigo poderoso.
11Con esto se terminó la junta de guerra firmando la presente
acta lo:; señores que la suscriben, en la ciudad de Arequipa a
16 de Noviembre d e 1837-firmado: Manuel Blanco Encalada.
-José Santiago Aldunate.-A. J. de Irizarri.- Eujenio Neco–
chea.-Lorenzo Luna.- Manuel Garcia.-Juan Vidaurre el Lea].
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