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Continuaron

odavía las noticias falsas i maliciosas para in–

comodar al ejército. El

de Noviembre, dos sujetos dieron par–

te de haber visto bajar a

500

soldados cerca del pueblo de Tin–

go, con lo que se dió la alarma al cuartel jeneral i se mandó

una partida de exploracion, que nada pudo descubrir. U na hora

despues del regreso de esta partida, otro individuo repetía la no–

ticia anterior, asegurando que él mismo habia visto una tropa

enemiga cerca de los molinos de Gutiérrez.

Volvió el jeneral Blanco a creer este embuste,

aun reconvino

al oficial que habia hecho el anterior recononocimiento,

en–

tónces marchó con todo el ejército i con los jenerales La Fuen–

te i Castilla. Pero, resultando tambien falsa la noticia, retroce–

dió con la

re~olucion

de aguardar al enemigo dentro de Arequi–

pa, abandonando el acantonamiento de Miraflores.

En esto llegó a Poxi el ejército de Puquina, reforzado ya con

diversos continjentes

con el Protector a Ja cabeza, el cual, en

una proclama, acababa de decir que su presencia seria la señal

del combate, aunque en realidad tenia Ja intencion reservada de

evitar en lo posible este trance.