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Poxi con la division de Cerden

1,

i

en esta intelijencia el jeneral

Blanco movió el ejército entre 9

i

ro de la noche, sin poder

llevar mas que dos cañone por falta de mulas. No se encontró

un paisano que voluntariamente se prestase a conducir algunas

reses

i

sacos de pan,

i

a la última hora fué necesario que el ca–

pitan Reyes con una parte de la escolta se hiciese cargo de

llevar la vitualla. El ejército tomó por Characato

i

Mollevaya,

camino de Poxi, donde se decía que Cerdeña estaba ocupando

una posiáon mui fuerte. A una legua de este lugar se dejaron

ver avanzadas del enemigo en la cima de u11 cerro, del que se

retiraron tan pronto como se aproximó la vanguardia del ejér–

cito chileno. Súpose en seguida por la declaracion de un pasa

jero que no había tropas en Poxi. Blanco mandó hacer alto

i

avanzó con el jefe del Estado Mayor, con algunos ayudantes

i

una mitad de caballería hasta el pueblo,

i

allí supo que el jene–

ral Herrera se hallaba con su pequeña division poco mas ade–

lante, en los altos de un cerro que domina el camino real de

Puquina, i que en el pueblo de este nombre estaba Cerdeña con

sus fuerzas aguardando al Protector. Pensóse por un momento

en situar al ejército chileno en Poxi· pero la falta de forrajes

i

de víveres en aquel lugar hizo que se renunciara a este pensa–

miento. El resultado de todo este movimiento fué tener que

retirarse el ejército a sus acantonamientos, desalentado con las

molestias de 24 hora , durante las cuales los soldados no reci–

bieron mas que un solo

i

pequeño pan de racion

(r2). ·

( 12)

Parece jncreible que tal penuria pudiera padecer el ejército a las

primeras

24

horas de alir de Arequipa, pueblo que no e taba sitiado i que

por el hecho de contener

30,000

habitantes como decia ma tarde el coronel

Vi vaneo (declaracion en el proceso del jeneral Blanco) no podia carecer de

lo víveres nece arios.

utcliffe, de quien tomamos lo datos apuntados, no

indica cual fuese el oríjen de tanta e casez; pero puede creer e, con el tes–

timonio del citado coronel Vivanco, que si ocurrieron dificultades en cuan–

to a los vívere , fué por el mal arreglo en la administracion de provi iones·

A lo cual hai que agregar la tenaz opo icion del jeneral Blanco a que se

tomaran para el ejército recurso de cualquiera e pecie que sus dueño no

qui ieran ceder espontáneamente Sobre e ta opi icion decía el teniente

coronel Vidaurre Leal ( declaracion en el mi mo proceso) haber oído que–

jarse a algunos indi \'Íduo en la plaza de Arequipa.