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la operacion se practic6 con gran trabajo i lentitud

i

solo llegó

a terminarse a los veinte dias de la ocupacion de la ciudad.

Algunos caballos fueron enviados al ejército desde el valle

de Camaná por el comandante Mayo, a quien el jeneral Blanco

habia despachado con este objeto desde Quilca con

I 2

hom–

bres de tropa, i se consiguió hacer llegar al cuartel jeneral dos

cañones mas de los cuatro que habian quedado en aquel puerto;

despues de lo cual el ejército se situó al noreste de la ciudad,

en la campiña de Miraflores: que ofrecia una buena posicion

militar i en cuyas quintas habia casas apropiada para alojar

la tropa i las caballerías. (8)

En la citada carta de

I

8 de Octubre, Blanco decia al Presi–

dente de Chile: que, a pesar de que el ejército ocupaba la se–

gunda ciudad del Perú,

i

lo aturdían con la vocinglería de

11

viva

el Perú, viva Chile,,, los verdadero · recursos faltaban, el rancho

era difícil

i

no se presentaba un solo voluntario del pais; que

instruido de que Lopera, que estaba en Islay, habia consegui–

do montar en mulas la compañía que tenia a su cargo, le habia

dado órden de reunirse al ejército; que hacia esfuerzos por ad–

quirir movilidad, a fin de emprender la retirada, en el ca o de

ser atacado por fuerzas superiores, o bien emprender la marcha

sobre Puno, despues de un suceso favorable,

11

el cual espero

(añadía) atendiendo a las felices circunstancias en que he apa–

recido en estas co tas

i

que creo no está léjos11. (9)

(8)

Refiere Sutcliffe que él i el mayor Wood fueron comi ionados para le–

vantar el p!ano de e ta llanura, ántes que la ocupara el ejército, para lo cual

se les dió una partida de paisanos (de Arequipa) armados,

i

que cuando es–

taban desempeñando su comision, la partida de pai ano. epa ó al enemigo,

sin llevarse, por fortuna, a los comisionado . (Diario citado).

(9) Esta carta terminaba del modo siguiente: «La di ciplina moral de

mi eJérci to tiene a ombrados a e ·tos pueblos que jamas han visto soldado

semejantes. Despues de lo espuesto, mi querido Joaquín,

iento tener que

añadir que he sufrido i sufro alguna

contrariedades que me han atormen–

tado i que aun no me abandonan, comenzando por la pérdida de la fragata

Cármen

que nos ha acarreado perjuic\o atroce ; la falta de exactitud en

todos los informes que nos daban de e te pai aquellas per ona que creía–

mo

tener obligacion de conocerlo,

i

que con tanta sali sfa cc ion traz1ban

itinerarios i facilitaban las empresas. Pero lo que mas me ocupa

i

que a–

brás con asombro, e que tengo mas de

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desertores, de los cuales

e

r

estan