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de Octubre, dejando con la escuadra una columna de cien

hombres. Pocas horas ántes se habian adelantado el jefe de

Estado Mayor Aldu nate i el j eneral Castilla con un batallen

algunos cazadores a caballo.

Marchaban los soldados llevando la carga de sus armas, sus

mochilas, su racion para tres dias, agua i seis paquetes de mu–

nicion, i algunos cargaban ademas con la ollas para el rancho.

Despues de cinco leguas de un camino penoso

i

de atravesar

la 11Cuesta Colorada,, i una serie de lomas, entró la division en

una llanura profundamente arenosa i estéril, cuyas arenas fre–

cuentemente removidas por vientos tempestuosos, forman aquí

i

allá montículos movibles en forma de média luna,

i

no dejan

al caminante percibir huella alguna de cami no, necesitándose

mucha pericia para no extraviarse en aquel mar de arena con–

tinuamente ajitado. No teniendo guias bastante diestros, la

tropa marchó con lentitud e indecision durante una noche en–

tera, i solo al amanecer del dia siguiente pudo seguir las huellas

apénas perceptibles de un camino que, al cabo de algunas horas,

la condujo al valle de Siguas. En el curso de esta penosa tra–

vesía muchos jefes

i

oficiales cedieron sus caballos a los solda–

dos fatigados

i

les ayudaron a llevar las armas.

Despues de trasponer una cuesta escarpada, el ejército se

alojó en la hacienda de Pachiqui, cuyos propietarios lo reci–

bieron hospitalariamente. El dia 9 se prosiguió la marcha

i

se

vencieron diez leguas de desierto

i

luego la quebrada asperísi–

ma de Vítor hasta la hacienda de Chorongas, desde donde el

jeneral Blanco despachó un parlamentario al prefecto de Are–

qui-pa

(2).

Apénas uno que otro peruano, i entre estos, algunos

de carácter harto sospechoso, se habian presentado para hacer

distribuyeron a los soldados botellas vacías en lugar de caramañolas; pero

no se dice la causa de esta irregularidad. La causa fué haberse perdido

las caramañolas en el naufrajio de

La Cármen.....

(2)

No dice Sutcliffe en su citado Diado, cual fué el objeto de este par-

1amentario; pero en

El E co del Norte

del 18 de Noviembre de 1837 se re–

produjo una nota del jeneral Blanco al comandante jeneral del departa–

mento de Arequipa, la que con acotaciones i comentarios irónicos habia