

LIBROS & ARTES
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tas legales y revolucionarios
que procedían principalmen-
te de las clases medias.
El tránsito de la moder-
nidad a la posmodernidad
fue inspirado y animado por
el debate filosófico entre los
modernos, los posmodernos
y los neomodernos así como
por la revolución científica y
tecnológica, especialmente
por la revolución tecno-
trónica. El muro de Berlín
fue derribado por las nue-
vas ideas que provenían de
la ciencia, la técnica y la polí-
tica (la democracia). La
Unión Soviética y el comu-
nismo no fueron derrotados
en los campos de batalla sino
en los laboratorios y en los
gabinetes de investigación.
Más aún, lo que Manuel
Castells ha llamado la Ga-
laxia Internet, que organiza la
vida posmoderna, no se pue-
de explicar sin “la insólita en-
crucijada entre la gran cien-
cia, la investigación militar y
la cultura de la libertad. Las
grandes universidades inves-
tigadoras y los
think-tanks
es-
pecializados en temas de de-
fensa constituyeron puntos
de encuentro fundamentales
entre estas tres fuentes de
Internet”. Este ha dado ori-
gen a la denominada cultura
de Internet que “se caracte-
riza por tener una estructura
en cuatro estratos superpues-
tos: La cultura tecnomerito-
crática, la cultura hacker, la
cultura comunitaria virtual y
la cultura emprendedora.
Juntos contribuyen a una
ideología de la libertad muy
generalizada en el mundo del
Internet”.
Los escenarios de estos
grandes cambios han sido
casi siempre los países del
Norte y han dado origen a
brechas científicas, tecnológi-
cas, económicas, sociales, po-
líticas y culturales con los paí-
ses del Sur. Las élites de estos
países no se han preocupado
en cerrar esas brechas estimu-
lando el desarrollo de la cien-
cia, el arte y la cultura. Sus
comportamientos, actitudes y
políticas las muestran más
bien interesadas enmantener-
las y profundizarlas.
Ronald Inglehart, uno de
los investigadores más im-
portantes de la cultura polí-
tica contemporánea, ha seña-
lado que en la década del 70
del siglo pasado se produjo
una nueva brecha, esta vez de
carácter cultural, entre los paí-
ses del Norte y los países del
Sur: la existencia de diversos
tipos de valores culturales en-
tre ellos. Estos valores dife-
rentes y hasta contrapuestos
han dado un sentido diferen-
te a sus vidas y los han im-
pulsado a realizar diversas
formas de acción para acce-
der a ellos. Mientras los ciu-
dadanos del Norte comen-
zaron a demandar desde en-
tonces un conjunto de valo-
res postmaterialistas, los del
Sur continuaron exigiendo
un conjunto de derechos y
valores materialistas. Esto
significa que mientras en Eu-
REVISTA DE CULTURA DE LA
BIBLIOTECANACIONAL DEL PERÚ
Sinesio López Jiménez
Director de la Biblioteca Nacional
Osmar Gonzales
Director Técnico
Luis Valera Díaz
Editor
Diseño
ÍTACA
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Libros
&
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Lima, 2003
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Fax: 427-7331 http: /
/www.binape.gob.peCorreo electrónico:
jefatura@binape.gob.peropa y en América del Nor-
te los ciudadanos postulaban
y postulan la autoexpansión
del yo y, para lograrlo, exi-
gían y exigen menor autori-
dad en la casa, en la socie-
dad y en el Estado así como
otras condiciones que les
permitan un máximo desa-
rrollo de su individualidad,
en Asia, Africa y América
Latina los ciudadanos se-
guían exigiendo empleo,
mejores condiciones de vida
y de trabajo, salud, educa-
ción, seguridad. Esto signi-
fica también que mientras los
ciudadanos de Norte de-
mandan una mejor calidad
de vida, los del Sur están su-
mergidos aún en la lucha por
tener un adecuado nivel de
vida. El Norte quiere vivir a
plenitud, mientras el Sur tra-
ta de sobrevivir.
Según Inglehart, esta
brecha cultural constituye
una especie de punto de rup-
tura que ha permitido el trán-
sito de la etapa moderna a la
posmoderna en el mundo
contemporáneo. La literatu-
ra posmodernista sugiere al-
gunos rasgos específicos de
esta nueva etapa histórica:
del énfasis en la eficiencia
económica, la autoridad bu-
rocrática y la racionalidad
científica, que caracteriza a la
modernidad, las sociedades
desarrolladas se mueven ha-
cia una situación más huma-
na con más espacio para la
autonomía individual, la di-
versidad y la autoexpresión.
La posmodernidad se está
desplazando del funcio-
nalismo estandarizado y el
entusiasmo por la ciencia y
el desarrollo económico que
dominó la sociedad industrial
en la era de la escasez, hacia
consideraciones estéticas y
humanas incorporando ele-
mentos del pasado en el nue-
vo contexto.
El mundo desarrollado,
o por lo menos gran parte
de él, ha estado moviéndose
en una trayectoria diferente
de la que ha estado siguien-
do desde la revolución indus-
trial. En esta nueva trayecto-
ria posmoderna, la raciona-
lidad económica determina
menos estrechamente que
antes la conducta humana, la
esfera de lo posible se ha ex-
pandido y los factores cultu-
rales se han hecho más im-
portantes. Un cambio cultu-
ral empíricamente demostra-
ble está produciéndose. Las
grandes metanarraciones re-
ligiosas e ideológicas están
perdiendo su autoridad entre
las masas. La uniformidad y
la jerarquía que se formaron
en la modernidad están ce-
diendo a una creciente acep-
tación de la diversidad, y la
creciente dominación de la
racionalidad instrumental
que caracterizó a la moder-
nización está cediendo a un
gran énfasis en la racionali-
dad comunicativa y la cali-
dad de vida.
Algunos sectores de las
élites peruanas y algunos téc-
nicos del Ministerio de Eco-
nomía y Finanzas afirman
que es más importante dar
de comer a la gente que apo-
yar la creación científica, tec-
nológica y cultural y que pro-
mover la democratización
del acceso al libro y la lectu-
ra está justificando la man-
tención de las brechas entre
el Norte y el Sur. Para cerrar-
las y, a la larga, para “dar de
comer a la gente”, es nece-
sario impulsar el desarrollo
de las capacidades y “empo-
deramientos” –atroz pala-
bra– de las gentes. De eso se
trata, al fin y al cabo, cuando
luchamos por promover el
libro y la lectura.
“Los libros fueron el combustible que puso en marcha la locomotora de la
revolución moderna. La batalla de las clases y las élites sociales fue precedida por
la batalla de los libros antiguos y modernos. Los primeros afirmaban que era im-
posible profundizar la sabiduría clásica y los segundos sostenían que el conoci-
miento era acumulativo. En esta crucial batalla libresca, los modernos salieron
victoriosos a mediados del siglo XVII en el caso inglés, a mediados del siglo
XVIII en el caso francés y hacia finales del siglo XIX en el caso ruso.”