Nuestro paseo fué corto. Algunas casas entera–
mente arruinadas que encontrarnos en el tránsito,
nos trajeron
á
la mernorja el terremoto del
13
de
Agosto, funesto dia que no podrá
olvidar la ge–
neracion presente y que ha causado la ruina de
tantos pueblos y el atraso de muchos otros. Para
recuerdo de tan notable acontecimiento se ha
construido
á
dos
ó
tres cuadras de la poblacion, y
enla cima de uno de los cerros mas elevados, un
sencillo monumento que consiste en una hermosa
cruz, cubierta con un techo de madera y adornada
el dia de nuestra visita con flores y cintas. En los
brazos de la cruz se lee la inscripcion siguiente,
q:1~
produce una fuerte conmocion en el ánimo del
viaJero:
A la memoria dtJ la3 lágrimas vertidas en este
lugar el
13
de Agosto de
1868.
Quiera el Cielo que pasen muchos siglos ántes
de que una catástrofe semejante
á
fa,
de aquel dia
obligue de nuevo al pueblo
á
reunirse al pié de
esa cruz, emblema de tantas lágrimas
y
de tantos
sufrimientos.
Como se ha visto, Islay no es un pueblo que po–
see muchos recursos: así que
á
la mañana siguien–
te de nuestra llegada, nos fué bastante difícil,
á
mi
y
á
mi compañero de viaje, encontrar dos caba–
llos
y
un guia (
6
al revés) que nos sirvieran has–
ta.
1\ilollendo, en donde nos proponiamos tomar
el