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avanzan de la costa hácia el mar,
y
la
bahia, sino
muy abrigada, es mejor que muchas del Norte,
ta–
les como Huanchaco y Cerro Azul , donde todos
los n,ños hay que lamentar algunas víctimas. El
rnuelle es pequeño,
y
una vez en él, lo mas nota–
ble es la cu8sta que hay necesidad de subir para
llegar
á
la poblacion. A fin de facilitar al ascenso
y descenso de las mercaderias entre el muelle y
la
Aduana, se ha colocado una via de rieles:- por don–
de pasan rápidamente los carros,
á
manera de los
conductores
que se emplean en las haciend»s de ca–
ña para elevar esta al trapiche y trasportar el ba–
gnzo
á
los carros . En cuanto
á
los pasajeros_, como
desgraciadamente no eramos
merc:~derias
........ .
tuvimos q ue ·subir la cuesta
á
pié.
:El plano de la ciudad es inclinado al mar: las
call es han s ido trazadas sin órden alguno,
6
mej(lr
dicho, no fueron nunca trazadas , en la verdadera
acepcion de esta palabra. Lo mas agradable es ver
correr el agua en esos luga res donde este elemento
es tan escaso, pudiendo citarse como una cosa no–
table dos fuentes de agua cristn,lina colocadas en
las dos únicas plazas del pueblo. En fin, el piso es
muy q uebrado, si bien h ay algunas aceras de ma–
<lent que hacen soportable el camino. Como no he–
mos visto muchos edifi cios notables, s0lo citaremos
l a iglesia, de construccion r eciente, que es un edi–
fic io bastante sencillo
y
aseado; la Aduana, cons–
truida cercft de ln, plaza· del mismo nombre; hay
un cuartel y
UGft
escu e la, que no ofrecen nada no–
table. El aspect0 <l e Islay es bastante triste, como
no puecle menos tle serlo una poblacion
1 500
á
2
mil almas , s in vegetacion, sin industria ,
y
separa-