DE
LIMA A AREQUIPA.
(
1870.)
Ya
nos encontramos en pleno invierno: los días
están
muy
nublados en Lima: de mañana
y
de no–
che se siente bastante frío, y nuestra sociedad tie–
ne
an.écdotas divertidas que contar sobre los aca–
tarrados que hay en casa, desde el
sefior
y el
sefio–
rito
hasta las niñas, los chiquillos
y
las sirvientas.
Este es el tema favorito de las conversaciones.
El
catarro está
á
la órden del dia;
y
tambien sirYe en
tre nosotros (creo que en todas partes) para anun–
ciar la estacion del invierno, asi com0 el regreso
de las golondrinas anuncia la entrada de
la
prima–
vera.
Pero adviértase que aunque el invierno limen.o
es muy inocente, porque no lo acompanan los true–
nos, abundantes lluvias, ni fuertes temporales, en
cambio el tal invierno tiene para muchas personas
algo que las espanta y las hace retroceder en la
mitad del camino, algo
'1
ue conocerán muchos de
nuestros lectores. ¿Quién es ella?- Es una fantns–
mR
que se asoma por entre las nubes que flotan
en el cielo. Su fisonomía está encendida,
y
de sus