ORESTES DI
LULLO
AIH tambien I.a ·subalimentaci6n va ha–
cienldo mas estragos que l:as ep·i'demias
m.ortiferas; el obraje que destruye sus bos–
ques sin reemprazarlos
00
1
n nada equiva–
lente p:ara la vida del hombre, que a cam–
bio
de un .salario miserrirrlo le priva de l1os
ali.mentos que le ·ofreciera la natur:aleza,
ha provocado una situaci6n econ6mica
y
.social q'ue no
f
ue prevista y que en la ac–
tualidad exige una so
1
luci6n premioS1a. Di
Lullo refiere t·odo sencill.a, agradablemen–
te; los tipos, l:as costum'bres van pasan–
do envueltos en una atm6sfera de intenso
colorido local, y el mal provincian10
1
,
que
es tambien un mal nacional, 1aparecido co–
m·o con.secue·ncia de · una ignorancia ·de
medi.o sigl,o, surge desnudo·: el vigio1roso
santiaguec,o de ayer esfumandose insensi–
bleme,nte hasta reducirse :al trabajador
aminorado de hoy. Y del fondo del alma
emerge a los labios grave voz de alarma:
no
se forman pueblos vigoros,os de cueripo
y
agiles de espfritu nutridos con viandas
n1ezquinas.
La cruzada que en favor de la :alimen–
taci6n del puebl·O iniciaramos hace .Un ano
desde las colum·nas de "La Prensa",
y
cu–
J'OS
trabajos
fuer.onreunidos en nuestro
libro "Alimentaci6n", ha conmo,vido todos
l;os
esplritus de nuestro pals
y
de lo.s pai-
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