Esta carta, que lleg6 con mucho atraso a manos de Portales
pues Bujanda se detuvo largos días en Guayaquil i solo lleg6 a
Valparaiso a mediados de Noviembre siguiente, fué contestada
por Portales el
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de Diciembre inmediato en estos términos·
11Aun ántes de recibir la apreciable de Ud. del 8 de Setiembre,
no dudaba que su patriotismo lo tendria siempre pronto a coo–
perar con todos sus esfuerzos a la recuperacion de los derechos
de su patria; i me lisonjeo de haber visto confirmada esta opi–
nion con los sentimientos honrosos que Ud. me espresa.
11Los sucesos del Callao habrán llegado ya a noticia de Ud.
i
le habrán impuesto de que han comenzado a realizarse sus
esperanzas, puesto que ya se halla declarada la guerra a San–
ta Cruz. Felizmente, nuestros intereses se presentan en esta
contienda ligados con los de los patriotas peruanos,
i
por consi–
guiente, contamos con los servicios de todos ellos, entre los cua–
les se distinguen por su importancia, los de Ud. Confío en que
tropa ... Salaverry le hubiera hecho ajusticiar cuando le mandó aprisionar
en su fuga de Yanacocha, pues estaba tomada su resolucion. Pero yo debia
ser tambien allí, como en muchas otras partes, el salvador i el ánjel tutelar
de aquel architraidor. Por
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causarme una satisfaccion, djjo públicamente
Salaverry, que dejaba sin castigo a semejante malvado, i le conmutó la pena
en destierro a Costa Rica...
J>
Esta rara manera de salvar a Gamarra i l,t singular injenuidad con que
Santa Cruz la refiere, dan la medida de su odio ciego contra aquel rival i
autorizan a pensar que la resolucion i palabras que atribuye a Salaverry con
relacion a Gamarra, fueron probablemente una simple hablilla de cuartel o
de cortesanos. Lo cierto es que todavía en Octubre del mismo año 35 Ga–
marra se encontraba en Lima i con fecha 8 de dicho mes escribía a Sala ve·
rry manifestándole que no podía admitir destinos político , pero que esta–
ba pronto para cualquier servicio militar. En la misma carta deseaba a
Salaverry glorias i triunfos. En otra carta fechada tambien en Octubre i
dirijida a un pariente suyo, expresaba Gamarra estar resuelto a ausentarse
del pais. Paz Soldan hace mérito de estas cartas en el abundante catálogo
de manuscritos auténticos que ha insertado al fin de su
Hi'storia
del
Perú
lndependient!,
1835-1839. Por nuestra parte creemos que Gamarra, despues
de Yanacocha, quedó en una situacion embarazosa con relaciona Salaverry,
cuyo carácter desconfiado i violento temían hasta sus propios amigos. Asi
es de pensar que
si
Gamarra no recibió expresamente de aquél la órden de
expatriarse, se vió al ménos obligado a buscar su seguridad en un asilo ex–
tranjero.