desvanecerse esta esperanza, que el mismo Flores, con su jenial
petulancia, había lisonjea<;lo al principio, para burlar en seguida,
como lisonjeó i burló la misma esperanza del Gobierno de Chi-
rio fuera para reunir licenciados i toda clase de soldados, pero
sin dar la
cara públicamente/
i por último, que en el caso que él creia casi imposible
de que Chile, sin alianza con el Ecuador, proporcionara recursos i auxilios
suficientes para la empresa de la independencia del Perú, él tambien (Flo–
res), prestaria su cooperacion descubierta, puesto que no se trataba de partL
dillas insignificantes i expue tas a ser con poco esfuerzo anuladas. {Carta de
Bujanda a Gamarra en Paz Soldan. Obra citada, páj.
ns
i
355
a
358).
Con relacion a lo expuesto por Flores en la referida conferencia, es justo
que rectifiquemos lo de haber dado órden al plenipotenciario González para
concluir cuanto ántes el pacto de alianza, en cuya celebracion el Gobierno
de Chile habia estado remoloneando, como dice Bujanda en su carta. Hubo
baladronada i falsedad en este aserto del jeneral Flores. Ni es creíble que
el Ministro González estuviere en su mision sujeto únicamente a las ins–
trucciones de Flores, ni parece cierto que de éste recibiese órden de termi–
nar cuanto ántes el tratado de alianza, pues González recibió del Presidente
Roca Fuerte el encargo de pactar una alianza con Chile, con el único obje–
to de poner a raya la impetuosa i turbulenta ambicion del jeneral Salaverry,
miéntras dominaba en el Perú. I por eso fué que, requerido por el plenipo–
tenciario
ad hoc
de Chile para tratar de alianza, cuando Salaverry había
desaparecido, el diplomático del Ecuador excusó esta negociacion, alegando
no tener instrucciones para el caso. En cuanto a que el Gobierno de Chile
remoloneara eh este asunto, la falsedad es evidente.
Quien, en verdad, hizo el papel de remolan para con las muchas personas
que por aquel tiempo buscaron sus simpatías para fines distintos, fué preci–
samente Flores, que miéntras estaba en intelijencia con los enemigos del
Protectorado
i
les daba esperanzas, se carteaba amistosamente con García
del Rio, con Orbegoso i con el mismo Santa Cruz. Hé aquí lo que éste es–
cribía a su confidente Tarrico (don Andres M.ª), con fecha 26 de Enero de
1837:
«En
El Eco
encontrará Ud. los términos de la declaracion de guerra
que nos ha hecho Chile; pero no han aumentado ni disminuido las circuns–
tancias en que estábamos: no habrá bloqueo, que no seria reconocido,
ni
tampoco espedicion, que no pueden enviar,
i su e peranza está fundada en el
Ecuador i en el jeneral Flores, a quien hacen nueva
i repetidas invitacio–
nes para que nos haga la guerra; pero el Ecuador i el señor Roca Fuerte
son nuestros amigos, e tá hecho el tratado de amistad i de alianza, que será
aprobado en la presente lejislacion, i el mismo jeneral Flores, cuya ambi–
cian es algo peligrosa, me ha escrito i escrito tambien a su amigo Garcia
i
a otras personas, que no quiere comprometer la seguridad del Ecuador i
que solo trabajará porque se mantenga neutral; mas, aunque sus votos fue-