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cio. Este acto, a que se prest6 con gusto Salaverry, haciéndolo
celebrar con demostraciones de público
regocijo~
previno a Or–
begoso contra el Gobierno de Chile, al cual consideró como
fa–
vorecedor i aliado, sin que en realidad lo fuese, de Salaverry.
Pero hé aquí que la escena política del Perú cambia i se com–
plica repentinamente, apareciendo en ella como interventor i
pacificador, a la cabeza de un ejército de
5,000
hombres bien
aparejados para la guerra, el Presidente de la República de Bo–
livia, don Andres Santa Cruz, el cual hace saber a los pueblos
peruanos que, solicitado por sus autoridades lejítimas, es decir,
por Orbegoso,
i
comprometido por un tratado solemne, viene a
poner paz
i
6rden en el pais, profundamente desmoralizado i
perturbado, i a destruir la tiranía de Salaverry. Mas, al mismo
tiempo i a los mismos pueblos hace tambien entender que, al
intervenir en sus conflictos como pacificador, es su propósito,
i
así lo ha acordado con el Presidente Orbegoso, cambiar la orga–
nizacion política del Perú i promover la federacion entre los
departamentos del norte i los del sur, debiendo tambien entrar
en este nuevo arreglo la República de Bolivia, pues solo en este
nuevo 6rden político está cifrada la paz
i
la felicidad duradera
de los pueblos peruanos.
Salaverry declara que hará a Santa Cruz una guerra a muerte,
i
Santa Cruz responde que hará la guerra en conformidad con .
las leyes i principios de los pueblos cultos; pero pone a precio
la cabeza de Salaverry i amenaza de muerte a sus principales
colaboradores.
La campaña de pacificacion, que es tambien una campafia
de sojuzgamiento del Perú, favorece a Santa Cruz con las vic–
torias de Yanacocha
i
de Socabaya (Agosto de 1835
i
Febrero
de 1836). El Jencral Salaverry i ocho de sus principales jefes
son sometidos, de órden del vencedor, a un consejo de guerra
i
pasados por las armas en Arequipa. Humillado e intimidado
de esta suerte el partido que defendía la independencia del
Perú; satisfecho i envanecido el pueblo de Bolivia con sus triun–
fos militares, sin acertar todavía a darse cuenta de las verdade–
ras miras poHticas de su
Presidente~
seducidos los peruanos
que seguian a Orbegoso con la ilusion de un nuevo 6rden de
cosas que mejorase la condicion política de su pais, todo pare..