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tomar las armas contra los agresores de vuestra patria. Es la

defensa de vuestras familias, de vuestras propiedades, de los la–

res domésticos la que os convoca contra esa turba de malhe–

chores. Los habeis conocido en los años de

20

i

23.

Los vísteis

entónces asolar vuestros campos, siendo amigos; robar

i

saquear

las propiedades, talar vuestros valles, trasladar a Chile millares

de vivientes

i

todo el producto de vuestras propiedades, en

cambio de la inmoralidad i del mal ejemplo que nos dejaron,

so pretesto de libertad. ¿Qué podeis esperar de esos mismos

hombres, que hoi se presentan con el puñal envenenado por su

odio implacable i ajitado por la codicia i la traicion? ... Jamas

se presentó causa mas santa que defender. La guerra de la

in~

dependencia en que habeis triunfado, no lo era tanto. La do–

minacion de la España estaba radicada en

300

años de costum–

bre, en las relaciones de familia, i en compromisos personales:

sin embargo, nos era odiosa, i la destruísteis con constancia

i

con heroísmo. Mas las amenazas

i

pretensiones de un Gobierno

temerario, seducido por las pasiones mas criminales, son inso–

portables, i sus planes alevosos ofenden el honor nacional. Fue–

ra un baldon de triste recuerdo no borrar con su sangre

i

con el

polvo que levanten en su fuga, las manchas que sus plantas omi–

norns lleguen a imprimir sobre nuestratierra11 ... (8)

(8)

El peregrino concepto estampado en esta proclama acerca de la pri–

mera expedicion libertadora del Perú, es decir, de la expedicion que capita–

neó el ilustre San Martin, había sido precedida de un juicio burlesco sobre

la misma campaña en las columna" del

Eco del Protectorado

del I4 de Junio

de

1837.

O'En la peroracion del Mensaje (dijo este periódico refiriéndose al

discurso del Presidente de Chile en la apertura del Congreso Nacional en

I.º

de Junio Ele dicho año), hallamos otra especie que no ha podido estam–

parse sino en la creencia de que toda la jeneracion l,resente ha perdido

repentinamente la memoria. «Las banderas de Chile se desplegaran otra

vez

con honor

en el uelo que ántes contribuyeron a librar.1) E tamos toda–

vía por aber cómo contribuyen a librar un suelo los que solo huellan su

superficie huyendo del peljgro i proporcionando triunfos a las fuerzas con–

trarias. ¿Cuál de las acciones en que se hallaron fas tropas chilenas durante

su mansion en el Perú (de la cual, sin embargo, se conservan recuerdos de

otro jénero), cuál de ellas, repetimos, fué la que acarreó a las banderas de

Chile e e honor con que se desplegarán otra yez en el mismo suelo? Fué

acaso la accion de la Macacona, o la de Torata, o la de Moquegua? O fué