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Archi,·o Nacional habían sido trasladados. por disposición de la
autoriclad chilena, de su antig uo y propio local al salón primiti–
YO
de la Biblioteca.
De pués ele dos años de luch:-t con un señor Gu t iérre:r. Pai·e–
Cles, que se hailía ndueñado del local, convirtiéndolo en escriba-
11ía
y
archivo
d~l
Co11sulaclo de Comercio, obtuve la devolución.
~fi
labor se
lin~itó
á
colocar los lep;ajos en sus nntig-uos a naque.
lei:;, pues lo reducido cl'el personal de. empleados de la Biblioteca
en reorganización, así como lo
recargado del trabajo en éstn,
nu nca me dejaron tiempo libre para atenderá aqnella instittL
ción. Comp1endiéndolo así el S11premo Gobierno obtuvo de las
Cámara!" Legislativas que quedase indeµenclizaclo de la Bibliote–
ca el Ai·cl1i\'O Nacional,
y
t-ncome nd ó su dirección al ilustre litera_
to cl o n Luis Benjamín Cisneros.
L o 1·educido oel salón que ocupa el Archivo hi zo que en un
pasadizo 1·uinoso, vecin o á la sala de lectura de la Biblioteca, se
encuentren h acin ad0s
y
en peligro ele d estruírse por
1
os estragos
ele la hu
meda.ely de la polill a, los legajos que no h a n podido en
contra1·
itio en
l o~
anaqueles del Archivo. En diversas ocasio-
1w
me he dirigido a l .\[inisteric; solicitando la traslación de ese
depósito, que admití con el carácter de prnvisional, pero que ya
va perpetuándose, y no puedo asumir responsabilidad sobre t al
depósito, que no se in venta 1·ió; y por lo tanto insisto en solicitar
qne el Supremo Gobiel'11o arbitre la forma de que los legajos que
m otivarnn mis consultas al Ministerio vuelvan
ii.
la institución
á
que pcrtenrcen.
Necesidafl
ale
nuevo edificio
Desde há más de cinco años, en mis ;\Jemorias, estoy llaman–
do la atención del 8upre1110 Gouierno
y
del Poder Legislativo so–
bre la inaplazab le necesidad de- construír edificio apropiado, y
con estantería de hierro, para Biblioteca r acional.
El local en
que hoy funciona fué primitivamente coleg-io bajo la dirección de
los jcsuítas, en la época del virrey príncipe de Esq11ilache;
y
en
1821
lo designó el Supremo Protector generalísimo San Martín
para fundar en él la Biblioteca. Pudo por entonces, esto es, ha-