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para la construcción de un saloncito, accedió el honorable alba–
cea señor Rafael Esten6s á hacerme cntreg:-i del bibliográfico le–
gaclo, después de contratar con un encuaclernaclor el cambio Je
pasta en mfü:; de doscientos volúmenes, que en mi concepto lo
exigían, y á efectnar también el gn.sto de pedestal para la coloca–
ción del magnífico busto que hoy se encnentni en el segundo sa–
lón de la Biblioteca. S i tan patriótico obscqnio enaltec-e al hijo
amoroso, no honra menos al clignísimo señor Este nós que tan
cumplidamente realizó los propósitos del legatario.
Obsequio de importancia ha sido t<unbién el que, en 1005,
hizo la señora '.\1ari<'ítcg;ui de l'ro, ele la no menos selecta librería
que perteneciera á sn esposo el élistinguido mérlico doct.01· don,
.José Pro .
'.\Iuy poco mús ele 400 vol úrnenes representó el do–
nativo.
Estimulada acaso por este ejemplo, la señora Magdalena Pe–
ralta nos favo1·eció, en 1907, con el rega lo de cerca de 200 volú–
menes que pertenecieron á su e:::poso el notable diplomático doc–
tor don Pedro Gálvez.
Esasegregias matronas,con su proced irniento,h an pagado un
tributo ele íntimo y respetuoso afecto;'.\. la memoria de los seres
para qu ienes los libros fueron altísimo goce ele la
inteligencia.
Bllas han realizado, á
la vez que acto de g-eneroso desp1 endi –
miento, no c0nsintielldo en la dispersión de los libros, un acto
de patriotismo en favor de la estud iosa juventud peruana que,
en los volúmenes obsequ iados, encont1·ará elementos de prove–
chosct consulta
y
fuente ele ilustración fecunda.
Los donativos hechos en el país, sobre todo en los primeros
cinco años, :::n lotes de 10 hasta 35 volúmenei', han· sido muchos ,
y
no me parece pi·eciso consigna1· la copiosa lista ó
relación de
donantes
At•<"bivo Nacional
Al h acerme cargo,en los pr·imeros días de Noviembre ele
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de la dirección del establecimiento, encontré que
los legajos clé.l