- 20 -
ce ochenta
y
siete añoc;, ser apropiado al fin
á
que se le destinó;
pero hoy reviste caracteres de anncrónico y de
in~eguro
para
lo~
peligros ele incendio, y dice mucho en contra ele la_cultura 1rncio-
1rnl. El viajero que haya visitado las Uibliotecas del Janeiro,
).Jéxico, Buenos Aires y Santiago, apenas se explica que tenga–
gamo como sala de lectura(.)' sin que estas mis
palabn~s
impor–
ten aspiración á que poseamos la rotonda del
British ,1fuseu111)
un pasadizo, relativamente angosto, que apetHlS consiente un
concurso ele sesenta lectores.
Debe tenerse también en consit!eraeión que
yn.
h·1y plétora ele
libro , pues e11 muchos anaqueles, hacinados en se¡:i;unda fila
y
es–
concliclo. á la Yista ele los viétJeros que frecuentemente nos Yisi–
tan, existen más ele mil volúmeneR.
Adenüís, eso de que en un edificio, en el qne estrechamente
podrían coexistir Bil>lioteca
y
Archi\'O ::\ucional, funcionen otras
instituciones con10 la Sociedad Geogri1fica, el Centrn de Ingenie–
ros
y
la Academia ele Dibujo da ocasión
t...
frecuentes contrnrie–
dacle::.
Genernlizaclo el propósito ele que la capitnl moderna se ex–
tienda al rededor ele la, Exposición, acaso posée allí el Estado te–
n-eno apropindo para una Biblioteca. capaz ele admitir siquiera
medio millón de volúmenes.
Finalmente, creo interesado el decoro patrio en que Gobierno
y Congreso tomen en consideración Ja moclesta iniciatiYa que en
este parágrafo dejo formulada.
Encuiul e1•11at'ió11
Sólo clc.'5de 1906 existe en el P1·esupue:;to general de la repúbli–
ca partido, para atenderá e ta exigencia Yital de la Biblioteca,
j)llCS
libros en rústica puestos á dispo ieión de los leetoresse con–
vierten brevemente en hojas dispersas. En toda Biblioteca sólo se
entregan al públic0 los volúmenes empastauos.
Cuando en
1
8± se inauguró el establecimiento, la estrechez
ele recur os fiscales no permitió al gobierno hacer ese gasto,
y
foé
la Municipalidad de Lima quien arbitró recursos para pagar la
encuadernación cle·1000 \'Olúmenes. Posteriormente, bnjo los di-