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-42-

el

uapi tn

1

empleado en la com;truccion Je muelles pal'ticula–

res.

~

rol.lo

queda en el mismo embrollo que el comercio del

Callao pide que so desate

y

esclarezca. El decir que todo es–

claro, no es aclarar, sino mentir:

el

:nsultar

á

los comer–

ciantes del Callao

y á

los ingleses, no es ganar terreno en la

cuestion, s ino mostrar que

á

falta de razones se apela

á

flesa–

hogo de mala ley para entretener con ellos la atencion públi–

ca y adormecer el celo pa.triótico de los buenos ciudadanos.

El espíritu egoista de la, casa empresaria se está clejan<lo

entreveer en los argumentos que emplea para defender sus in–

tereses. Cree que el comercio del Callao debe mostrarse indi–

ferente

á

todo lo que produzca recargo en el precio de las

mercaderías, porque sus fueros quedan

á

salvo con solo re–

carga,r proporcionalmente

á

los costos dichos precios y dejar

que s ufran los consumidores. Esto es como decirlos

á

los co–

mercia.ntes: vosotros no teneis derecho

á

cuidar mas que de

vue~tra

persona, y de vuestros negocios: si estos os proporcio–

nan

lo bastante, ¿qué os importa q

ue los

consumidores que

son vuestros compatriotas compren ca.ro, perezcan de nece–

si<la.1l ó ernigren del luga.1·?

Dejad fl

u

e ganen cuanto mas pue–

da.n

Temple

man y Bergman; ganad por vueRtra parte · cuanto

rnai:;

poda.is,

y

cerrad los ojos

á

la buena

ó

mala suerte que

les sobrevenga

{t

lo s consum i<l ores .

En

el Perú no domina

torlavia ese helado, sombrío y <lesconsolador principio de que

cada uno debe cuidar de sí y dejar que Dios cuide de los de–

mas. El comercio del Callao, cree por el contrario, que todos

y

cada uno de los ciudadanos deben cuidar como de cosa pro–

pia,

de todo cuanto inte1 esa

á

la comunidad entera;

y

que

siendo los consumidores hermanos nuestros en Dios

y

en la

Patria,

i:;o11 acreedore8

{¡,

Ja

comniscracion

y

{¡,

la defensa.

Los cineo acfípites de declamaciones calumniosas contra

los ingleses

y

contra los que piden se resuelva la cuestion

acerca de su muelle, no aclaran las ba,ses en esta parte sustan–

cial, ni dan luces al Gobierno en

un

asunto grave que no se

arregla con alhanteas, sino con estudio

y

meditacion.

:B~l

he–

cho es que por decreto de

13

de Junio de

1865,

se permitió

á

la

compañia de vapores

la

construccion

de un

muelle

y

almacenes

de depósitos en el puerto del Callao, pa.ra el embarque

y

de..

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