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"¿Quién fué el autor de di cha pieza --pregunta Cán ter, con
mal fingida ingenuidad- y quién fraguó la leyenda de su abo–
lengo y ascendencia directa incásica
?"
Vamos a responder: el autor de "dicha pieza", (de las dis–
cutidas :Memorias) no
fué
otro que Juan Bautista Túpac Ama–
ru, pues allí se refieren datos tan íntimos que sólo él podía
saberlos, y que el tiempo ha venido a confirmarlos íntegramen–
te con documentos fidedignos, oficiales, que ya hemos prome–
tido ·copiar más adelante. Y con respecto a la ascendencia in–
cásica, nadie "fraguó la leyenda de su abolengo", pues no se
fraguan los hechos reales. Revise el histori-ador Cánter el es –
quema genealógico y las líneas referentes que hemos publica–
do . en páginas anteriores, y verá con sus propios ojos
(y no
con los de Pedro de Angelis) que Juan Bautista Túpac Amaru
era "quinto nieto del último Emperador del Perú".
Y. ahora
contim!~mos
copiando al historiador Cánter sus
JUl–
cios sobre Juan Bautista Túpac Amaru y sus Memorias, y que
dicen así:
"Es incuestionable que el interesado no era un sujeto capaz
de reda:ctar el memorial, y por lo tanto, algún escritor o gace–
tero volcó su imaginación en él, aderezándolo d·e acuerdo con
las ·Circunstancias, y sazonando lo verídico con lo imagin at ivo.
Y, finalmente, para robustecer lo expuesto, creó su realeza in–
diana, aleccionando al sujeto para que pudiera responder a al–
gún interrogatorio a que se le sometiera, en el caso que
la
desconfianza llegara a cundir."
Aquí el historiador Cánter concibe y da a luz un "gacetero''.
con parto facilísimo en su tarea de detractor de un p·eruano,
patriota y mártir. Y este fantástico "gacetero", según su pro–
genitor · maternal, "volcó su
imaginación" en unas Memorias,.
"sazonando lo v·erídico con Jo
imaginativo", algo así como u.n
f~lletín.
Y tomando a u-n
indio cualquiera de ochenta y tantos
anos le entrega las Memorias, y Je dice, así como así, tú eres
el autor de estas páginas, tú eres Juan Bautista Túpa<: Amaru,
"aleccionando al sujeto'', desde Juego, para responder a
los
desconfiados.
Y.a hemos visto en ·páginas anteriores que en la publica ción
de las Memorias de Juan Bautista Túpac Amaru y en el auxi–
lio directo que éste recibió, intervinieron Marcos Durán Mar–
te! (abnegado sacerdote de la Orden de San Agus tín y eminen–
te revolucionario por la Independencia del Perú) , Juan Baut is –
ta Azop.ardo (héroe de ' las primeras campa ñas nava les a r.genti –
nas) y Bernardino Rivadavi a (Ministro de Gobierno· de la Na–
ción Arg.entina, en 1822).
Y ahor a conviene pregunta rle al hi s toria dor Cánter ¿ de qu é
m'edios se valió su "gacetero", con su viejo indio para embau-