Previous Page  90 / 176 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 90 / 176 Next Page
Page Background

s;¿

car a estos tres personajes de insospechable valor moral? ...

No hay respuesta posible.

Y más adelante dice Gánter, refiriéndose a

las Memorias:

"Del contenido de la presentación se des·prende que se trata–

ba de propagar, ante todo, la crueldad española y poner en

relieve los suplicios

infligidos a

los i_ndios".

En estos últimos. renglones encontramos el origen de las in–

escrupulosas supercherías del bibliógrafo Cánter. Y vamos a

explicarnos. Los historiógrafos de asuntos americanos están o

se han dividido en dos grupos: Jos de la leyenda negra y los

de

la

leyenda blanca.

Se dió en

llamar "leyenda negra" a

todo

Jo

escrito, a

todos

las narraciones, antiguas como mo–

dernas, sobre Ja crueldad de Jos conquistadores bis.panos en Amé–

rica. Y luego se creó la "leyenda blanca" por los escritores e

historiadores íberos, ló

1

gicamente, y en la que se pretende ·pro–

bar que los dichos conquistadores fueron, más o menos, unas

snntos y justicieros varones; y que los hombr.es que formaban

ya el Imperio azteca o ya el Imperio incaico

(gobernantes y

gobernados) eran unos grandísimos salvajes. Y el historiador

Cánter pertenece al grupo de los Jeyendistas blancos. Mas hay

que advertir que Jo que se ha dado en calificar de "leyenda

negra" no es tal leyenda; Ja verdad no puede ser leyenda.

Como las Memorias de Juan Bautista Túpa-c Amaru son una

acus ación terrible contra la España conquistadora, Cánter arre–

mete contra él, aunque sin éxito, ni siquiera mediocre, como

ya lo hemos visto en las páginas precedentes. Y en seguida

continúa:

"El impostor

(Juan Bautista Túpac Amaru) vivió algunos

años , y por fin a

2

de Septiembre de

1827

rindió esta vez su

dil::!tada vida. . . Como se podrá apreciar, el indio supo cubrir

su identidad hasta la muerte,

y

-posiblemente usufructuar sii:i

perjuicio de su falsa situ,ación, ya que hasta entonces la su–

cesi_ón de gobiernos, más o menos regulares, no debió ser im-

pedimento para el pago de la pensión."

·

Esto ya no necesita refutación después de

lo expuesto en

párrafos anteriores.

Y, continuando el ataque a las .Memorias de Juan Bautista

Túp ~c

{\maru,

die~

_Cán_ter;

."Narra (el impostor) Ja rebelión de

los rnd1os, Ja cod1c1a h1spanica, los castigos y formas sangrien–

tas a que fueron sometidos. Sobre sí mismo suministra datos

que naturalmente deben ser puestos muy en dud a".

y

des–

pués de

estas digresiones

enumera,

compendiándolos

todos

los

~a tos

que "naturalrr;ente deben ser puestos muy en' duda",

~

mas cla

ro, los qu

e Canter cree f.alsos, cree imposturas. Pl!ra

el es una

falsed.ad

que Juan Ba uti s ta

y

Cecili a

Túp~c

A:mrn