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fUeran pasea.dos por las calles del Cuzco, semidesnudos, mon–
tados en burros y azotados fieramente.
Mas todo esto es un hecho real, verídico, según consta del
texto de la sentencia v la constancia de su cumplimiento, que
obran en los autos seguidos contra el autor de las Memorias,
y cuya copia fotográfica del original ins.ertamos en estas pá–
ginas. Y en
los autos se.guidos contra Cecilia Túpac Amaru
consta así mismo sentencia igual
y
el cumplimiento de ella,
y que publicaremos en nuestro .j!lróximo tomo "Heroínas
y
Már–
tires".
Y prosigue Cánter diciendo:
.. Habla (el impostor) de su salida d.el Cuzco, casi en forma
de ceremonia pública, con otros sesenta desgraciados más en–
tre ellos su madre y uno de sus tíos, que contaba
125
años
de edad. Relata l;L.Jarga marcha, hasta llegar a 'Lima, tan pe–
nosa que su. madre murió de sed."
Según lo quiere Cánter,
estos datos "'naturalmente deben ser
puestos muy en duda".
:l'
Vl.as.. .
la Historia, la auténtica His–
toria, se enfrenta a los mistificadores de la verdad,
y
les com–
bate sus burdas adulteraciones.
Esa desventurada odisea que relata, en sus Memorias, Juan
Bautista Túpac Amaru es ·Un eco débil, sin colorido, de lo que
fué la realidad. La marcha de esa caravana trágka, desde el
Cuzco a Lima, de prisioneros encadenados, de sétenta y tantos
patriotas, ancianos, mujeres
y
niños
(niños desde cuatro me–
ses hasta doce años) es algo más que horroroso, es algo in–
concebible para cualquier hombre que tiene el corazón en su
sitio.
Documentos oficiales
y,
desde luego, de insospechable
impar–cialidad, testifican
todo
lo afirmado por Juan Bautista Túp.ac
Amaru.
Prueban
también su auténtica person·alidad, que no
fué un impostor,
y
que, sea por olvido o por el deber cris–
tiano de perdonar a los enemigos, no ca11gó con sombríos colo–
res los cuadros de infortunio que presenta en sus .Memorias.
Los doc·umentos a que hacemos r
eferencia, se encuentran en
!'!u.estro poder, fotocopiados de sus original.es, existentes en los
archivos españo¡es,
y
que insertaremos en páginas posteriores.
Primeramente copiaremos en el capítulo que sigue los "Autos
contra Juan Túpac Amaru'', que dan bastante IUiZ p.ara la bio–
grafía de este patriota mártir. Estos autos se encuentran en el
Archivo General de Indias de Sevilla, Sección Audienci a del Cuz–
co, legajo 32.