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6

AL

fA L

TINA

tendrá campo va sto p a r a divaga r. ..

En ninguno d e e t o s r a ngos me en –

cuentro yo, mísero b o rroneador ele

cuartill as, pero como soy uno de

los engañad os; de aq ue11 os que a

fnerza de oírlo decir, conside r a b a el

Barra1Íco corno

un

lugar imp os ible

e inhabitable

_v

que p1·efei-ía a l8 rgar

el traje

(y

l os hosté'zos) hasta el

emporio de la aristocracia: ¡Chorri–

llos! , c reo un deber clé' con c iencia.

desmentir con esta m a l pe1-jeñada

crónica tamañ a falsed a d.

Queda , p u es , establec ida como

verdad fundamental .

y

h a hré para

confirmarla de empeñar mi palabra

de caballéro q u e :

Barranco es un pueblo

cordial, fres1·0, franco,

también e.,· Barranco

poético, idea l .

Barranco , Barranco ,

Barra.neo, Barranco,

Barn-1.nco, Barranco,

¡

no tiene rival!

SILUETAS

CmsPÍN.

Es suave y d elicada y, con es-a

dulzura que es privilegio d e las a l–

mas candorosas y de las flores, atrae

por el perfume de su bondad y de

modestia ingénitas.

Todo en ell a dice del íntimo y si–

lencioso cultivo del ja rdín interior,

del que su mirada, aca riciadora y

buena, es

un

tranquilo y piadoso

reflejo.

Fué una de las San-pedranas ge–

nuinas del grupo inolvidable del no–

vecientos trece, de ese tipo sugestivo

de las col

egialas m

ísticas

y

nostál–

gicas que

amab:ci.n

los libros de me–

ditaciones

y so

ñaban con la paz de

los cl a ustros penumbrosos.

Pálida

y

aristocrática; sus cabe–

Uos de un castaño claro, forman a

su rostro como un marco de oro

viejo, que tra:'e a la memoria los

cuadros en

los que los Grandes

rd aestros d e la tierra el e la Luz

y

d el Arte- que fué la t ierr a de su .

a ntepasael os-a pris ionaron la g lo –

ri a ele una m irada o e l encanto in–

mortal de una sonrisa.

Su nombre es poético y evocadoi-.

Hay una leyenda germán ica dolo

rosamente h ermosa, donde una he1·-

111ana s uya en belleza

y

en mel a nco–

lía, cruza como un a blanca ideali

dad por

la

vida de un príncipe so –

ñ a do r e indeciso cuya sicol ogía ha–

b ía ele inmorbtlizar más t arde un

clramnturgo g enial.

Las

::;ol

uciones

a

la s ilueta del nú–

mero a nt ~rior, señala 1·on unánime–

mente e l uombre de la señori ta An–

gela Ve larde Kemish F irmaban di–

chas !-- c>lu cione& las señoritas Rosa

Barncchea Ezeta, Ma rgarit a

I\/la–

ría Eguiguren, M a rieh·ira Lissón,

Nlaría Je::;ús Ferná ndez de Paredes,

Ada Akánta

ra

Len::i. Luz B ar ret u

Corbacho e I sa beli ta Helden Bren t .

Ob tuvo e l prem io en el so1·teo la

señorita Ferná ndez de Pa redes.

De nuestra enquete

Entre las r espuestas que hemos

r ecibido a nuestra

enquete ,

escogt·–

m os ésta, por la palpitante actua –

lidad del problema san-ptdrano qu e

ahora pr~ocupa a muchas cabecitas

ensortijadas y que la emprendedora

pollita aborda con mucha seriedad.

Aceptamos su idea , pero esperamos

que sea ella misma quien la defien–

da en próximas cartas, que publi–

caremos en gracia a su sencillez y

picardía deliciosas. Y conste que de.

cimos esto esperando la "seg und a ..

de sus cartas.

Sres. Redactores de ALMA LATINA:

¡Bonita ocurrencia la de ustedt>s,

señores Redactores! Provocar una

enquete

en estos tiempos. Como si

siempre estuviéramos disponibles ...

para contestar. Pues sepan que se

van-a quedar esperando respuesta s