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ALMA LATINA
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Rubén DaríoJ>Z
Ru~é~ Darío ha muerto!, dijeron
los diarios una mañana con gruesos
caracteres negros. La noticia co–
rrió así estampada dolorosa e
in–
discutible. Y al abrir uno de ellos
en la tranquiliJad del balneari~, nos
sorprendió tristemente . Y aunque
el desenlace era esperado y temido
hacía tiempo, d tjamos la contem–
plación del paisaje, par.a volar con
la imaginación lrncia latiera privi–
legiada donde nació y a
la que el
Po
...et~ había vuel~o como un Hijo
prodigo, desfallecido y agonizante,
para concederle la gracia de su úl–
timo suspiro.
Si Rubén Darío nació en León de
Nicaragua, su amor a
la belleza
y
su culto reverente por el Arte lo
descubrían conciudadano de Fidias
y de Apeles, en tanto que ~us manos
aristocrát_icas de marqués y sus pa–
labras delicadas de amor lo señala–
ban caballero de la Dorada Corte
de Versalles.
Y si Grecia se le imponía por la
impecable serenidad de su arte, se
declaraba seducido por Francia y
por. París. Prefería la gracia, lo
bomto, a la belleza; los tonos gri–
ses e imprecisos,
la penumbra, al
deslumbrante colorido, a
la
luz
irreverente del sol; Arsenio Hou.
ssaye, al viejo Anacreonte.
No
hay un grito de pasión intensa y
fiera, en la paz de su reino interior
hecho para el tranquilo bogar
el~
los cisnes sobre lagos de plata
y
pa–
ra el beso tembloroso de las almas
bajo la sombra rumorosa de los ár–
boles.
Así vivió Rubén Darío, como un
Príncipe Azul, que en este siglo XX
mercantil y burgués, hubiera des–
perta io a una Bella Durmiente pa.
ra oír de sus lábios de fresa enamo–
rados, leyendas fantásticas
y
milu.
nanochescas de otras épocas dora–
das que a través de ·1os años o-uar .
daban inalterado el eterno en~anto
de su poesía.
Al morir el Poeta magnífico. lle–
vándose a la tumba el tesoro de su
musa triunfal. que revivió y devol–
vió juventud a la vieja Poesía Cas–
tellana, habría podido contestar a
la interrogación de las sombras con
aquellos versos que él puso en otros
lábios:
- .
-¿Quién eres solitario viajero de
la
Noche?
Yo soy
la
Poesía que un tiempo aquí reinó.
Yo
SOJ'
el p ostrer bardo que parte para siempre
de nuestra v ieja Patria lle vando
el
corazón.