ALMA LATINA
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oyen
nombres desconocidos pero no
por eso menos musicales . ( Lodóvi–
cas, Ludómilas),
y
se reciben v de–
vueken miradas que perforan -Una
cos:=i. que divierte observa1·, es el ai
re de superioridad que sin ningún
motivo ostentan algunas de las que
«parquetean•> (término esencialmen–
te barranquino). Nadie se siente
igual a los demás sino muy por en–
cima de sus vecinas. Di vídese el
concurso en act0res v espectadores.
Los primeros se pas~an al compás
de una banda de música ( que gene–
ralmente está dormida),
y
los se–
gundos se instalan lo más cómoda–
mente que da lugar la dureza natu–
ral de las bancas. En los baños su–
cede otro tanto. Aquí se cumple a
Lt
letra el refrán que d-ice: «Medio
mundo se ríe del otro medio».
Pero en
va
no trato de explicar
estas cosas; estas se aprecian sólo
viéndolas. Para comprar una tela
de Yera no barata, la pregunta obli–
gada es ¿se destiñe con el agua?
Pues idéntica cosa sucede con algu–
nas b t:' lrlades de acá, con la diferen
cia que la pregunta es inútil, pues a
la vista sal ta q ne no resisten
el
agua sin <le~teñirse ......
Res u
1
ta. pues. ele tocio lo expues–
to, qne es un verclé1dero goce inte–
lecttrnl visitar este hermoso balnea–
rio. No faltéH"l ,tlgún lector mal
pensado qne at,·ibu,·a esta c1·ónic:=i.
al nuevo propietnri<> del Hotf-' lNiza
(quien no pi l·rde la oportunidad
cte
hacerse 1·eclame) o que por lo me
nos n1e juzgue interesado en el ne–
gocio de los lié1ños ..... ¡En-01·escra-
sos! Se tratn de una verdadera obra
de caridaJ. Quiero que ]o-.; aburri–
dos, los pálidu:s ca lrn lkn,s del ideal,
los tristes
y
los crucificados del al
ma vengan a curarse de sus atara–
xias en este alegre y floreciente pue–
ble .6n Lima sucede algo muy cu-
JSO.
Nadie piensa por sí mismo.
Heredamo·s las ideas
y
nos suges.
tionamos con las agenas y las puli–
mos. Talvez pasa esto, porque no
pueden darse ideas propias. fijas en
el sitio por excelenLia de las m e n ti–
ras convencionales . S i calie alguna
duda, examin m(,-.; nuestras con–
ciencias con sinceridad Todo el
mnndo habla de la pn,verbial belle–
za de nuestras mujeres. ¿Conserva
alguien fé
en
ella? Quién n, invo l·a
la riqueza de nuestro suelo . ¿Exis
te acaso? Cierto que h ·-,y algunas
caras bonitas, pero viájese por el
mundo y nos . daremos cuenta ele!
error que tenemos, que es juzgar la
supremacía en ese y ot1·os rangos.
Pues habiendo sentado ese princi–
pio: que nadíe cree lo que dice sino
que simplemente repite lo· que
oye
y llega a figurarse que lo cree ele
tanto oírlo. Entra en el buen tono
del día, declarar el B<1rn=1.11co com,
1
el colmo de lo cursi v lo rastá.
¿Barranco?-diceñ-¡Horror! ¿A
quién se le ocurre ir allá? Esa es la
tierra de las huachafas
y
asiento de
lo vulgar, verbi-gracia éle lo anti–
chic!
Y
por e5o
hay
mucha gente
que jamás se ha detenido en Ba–
rran20 , creyendo como verrl a des
fundamentales cosas que tampoco
las cree quien las dice, porque es una
verdad que no tiene duda, que Ba–
rranco es el .único de los lugarei5 de
campo en que se nota · anim-&ción y
movimiento.
El que
la
visita por primera vez,
puede juzgar sólo su aspecto grato.
Pero el que vive por algún tiempo
en él, llega a quererlo y compren–
derlo.
Y
entonces se llena una am–
bición nunca satisfecha aquí. A la
vez que goza el cuérpo de un buen
clima, se ocupa el espíritu en estu–
dios y analisis súmamente curiosos
y divertidos_ Hay tema para los
gustos más variados El poeta
puede inspirarse en la contempla–
ción de sus lugares, supremamente
pintorescos.
·
El filósofo encontrará fuente ina–
gotable en el estudio de sus mora–
dores. Conjunto heterogéneo
y
com
plejo,
y
por último el humorista