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ALMA LATINA

5

oyen

nombres desconocidos pero no

por eso menos musicales . ( Lodóvi–

cas, Ludómilas),

y

se reciben v de–

vueken miradas que perforan -Una

cos:=i. que divierte observa1·, es el ai

re de superioridad que sin ningún

motivo ostentan algunas de las que

«parquetean•> (término esencialmen–

te barranquino). Nadie se siente

igual a los demás sino muy por en–

cima de sus vecinas. Di vídese el

concurso en act0res v espectadores.

Los primeros se pas~an al compás

de una banda de música ( que gene–

ralmente está dormida),

y

los se–

gundos se instalan lo más cómoda–

mente que da lugar la dureza natu–

ral de las bancas. En los baños su–

cede otro tanto. Aquí se cumple a

Lt

letra el refrán que d-ice: «Medio

mundo se ríe del otro medio».

Pero en

va

no trato de explicar

estas cosas; estas se aprecian sólo

viéndolas. Para comprar una tela

de Yera no barata, la pregunta obli–

gada es ¿se destiñe con el agua?

Pues idéntica cosa sucede con algu–

nas b t:' lrlades de acá, con la diferen

cia que la pregunta es inútil, pues a

la vista sal ta q ne no resisten

el

agua sin <le~teñirse ......

Res u

1

ta. pues. ele tocio lo expues–

to, qne es un verclé1dero goce inte–

lecttrnl visitar este hermoso balnea–

rio. No faltéH"l ,tlgún lector mal

pensado qne at,·ibu,·a esta c1·ónic:=i.

al nuevo propietnri<> del Hotf-' lNiza

(quien no pi l·rde la oportunidad

cte

hacerse 1·eclame) o que por lo me

nos n1e juzgue interesado en el ne–

gocio de los lié1ños ..... ¡En-01·escra-

sos! Se tratn de una verdadera obra

de caridaJ. Quiero que ]o-.; aburri–

dos, los pálidu:s ca lrn lkn,s del ideal,

los tristes

y

los crucificados del al

ma vengan a curarse de sus atara–

xias en este alegre y floreciente pue–

ble .6n Lima sucede algo muy cu-

JSO.

Nadie piensa por sí mismo.

Heredamo·s las ideas

y

nos suges.

tionamos con las agenas y las puli–

mos. Talvez pasa esto, porque no

pueden darse ideas propias. fijas en

el sitio por excelenLia de las m e n ti–

ras convencionales . S i calie alguna

duda, examin m(,-.; nuestras con–

ciencias con sinceridad Todo el

mnndo habla de la pn,verbial belle–

za de nuestras mujeres. ¿Conserva

alguien fé

en

ella? Quién n, invo l·a

la riqueza de nuestro suelo . ¿Exis

te acaso? Cierto que h ·-,y algunas

caras bonitas, pero viájese por el

mundo y nos . daremos cuenta ele!

error que tenemos, que es juzgar la

supremacía en ese y ot1·os rangos.

Pues habiendo sentado ese princi–

pio: que nadíe cree lo que dice sino

que simplemente repite lo· que

oye

y llega a figurarse que lo cree ele

tanto oírlo. Entra en el buen tono

del día, declarar el B<1rn=1.11co com,

1

el colmo de lo cursi v lo rastá.

¿Barranco?-diceñ-¡Horror! ¿A

quién se le ocurre ir allá? Esa es la

tierra de las huachafas

y

asiento de

lo vulgar, verbi-gracia éle lo anti–

chic!

Y

por e5o

hay

mucha gente

que jamás se ha detenido en Ba–

rran20 , creyendo como verrl a des

fundamentales cosas que tampoco

las cree quien las dice, porque es una

verdad que no tiene duda, que Ba–

rranco es el .único de los lugarei5 de

campo en que se nota · anim-&ción y

movimiento.

El que

la

visita por primera vez,

puede juzgar sólo su aspecto grato.

Pero el que vive por algún tiempo

en él, llega a quererlo y compren–

derlo.

Y

entonces se llena una am–

bición nunca satisfecha aquí. A la

vez que goza el cuérpo de un buen

clima, se ocupa el espíritu en estu–

dios y analisis súmamente curiosos

y divertidos_ Hay tema para los

gustos más variados El poeta

puede inspirarse en la contempla–

ción de sus lugares, supremamente

pintorescos.

·

El filósofo encontrará fuente ina–

gotable en el estudio de sus mora–

dores. Conjunto heterogéneo

y

com

plejo,

y

por último el humorista