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REVISTA QU INCE:-SAL ILUSTRADA -
(
Para Ellas
y
para Ellos)
CUERPO DE REDACCION
--
Directores: Raul Porras
B.
y
Guillermo Luna Cartland; Redactores:
Manuel
A. V..
de Velasco, Luis Ruiloba, David Parej-a, Eduardo Re ~avarren, Jorge C. Dancourt
Antenor Fernánde z.
AÑO
I
Lnu., 21
DE D rnIEilIBRE DE
1915
No.
11
FIGURAS EXCELSAS
D. IGNACIO MERINO
Pudiérase decir de este verd adero
patriarca de nuestra pi11tura qne es
el Ricardo Palma de
l,L
paleta., por
que en sus lienzos reviven todas las
figuras de la tradi ción
y
de la leyen-
da.
·
Frailes cadavéricos y
frescos re–
-tratos de muj er, adm=ral>les m.endi–
gos haraposos y t r ágic;os momentos
de venganza, desde las tapadas a cu–
yos ojos oscuros supo dar la trav iesa
elocuencia de un donaire, hasta ese
grandioso cuadro histór ico de la vi–
da de Colón , su pincel s npo traducir
todas las pasiones
y
realizar todos
los prodigios.
Nacido en la tierra de l Sol, e n
aquel i:naravilloso país donde
nl
c ielo
y el mar forman una clara s i11fo11ía
de
azul,
respirando el aristocrático
ambiente de armaduras cubiertas de
polvo y de retratos oscurecidos p or
los siglos, Merino ·debió senti r esa
intraq.uctible sensación de lo bello y
de lo antiguo que sacude e! espíritu
con las sagradas convulsiones del
arte-.
lVIe lo figuro, ·niüo aún, tratando
de cop iar con láp iz
tembloroso el
rostro ceñudo de alg~rn abuelo con–
qnis.tado r o de fij a r ·ens us cuadernos
de escolar las calmas
y
las rebeldías
del Oceano qne fué su primer maes–
tro
y
s u mejor modelo. A la precla–
ra generación artística que r ecib ió
s ns lecciones y que se insp iró en sus
obras, co rresponde abr ir campaña
para que en a.lgnna playa so litari1t
un marmol lila.neo lo inmortalice en_
esa .ingenua actitnd de infanti l i lumi–
nado.
P aseó luego las inqui etudes de su
adolescencia por los museos del v ié–
jo mundo. Fignraos su ansiedad an–
te el enigma ·de la. Gioco nda, su re-
1
igioso mutismo bajo _los frescos de
la bóveda. de la Capilla Sixtina que
bien podría ser la bóveda del cielo.
Merino tornó al P erú. Su espírit u
se habia refinado· co n la visión ma–
ravillosa de Rubens y Velazquez:
Ya no era sólo el entusiasmo de la
intuición: A él se habían juntado la
seguridad en el pulso,
la suprema
harmonía de los matices.
En sus manos los pinceles eran