Previous Page  169 / 330 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 169 / 330 Next Page
Page Background

firmar el tratado.

11

Yo hice presente al jeneral en jefe (dijo

Irizarri en dicho oficio de

18

de Noviembre) lo difícil que era

nue-;tra posicion, si el enemig0, c0mo podia hacerlo, obraba del

modo que se me habia hecho entender,

i

aunque manifestó por

mucho tiempo su decision por combatir, aunque fuese contra

doble número de enemigos, cedió al fin, a la consideracion de

que este ejército no solo sostenia en el Perú la causa de Chile

sino que talvez estaba cifrada en él la estabilidad del órden

interior de esa república, i que no era prudente, ni político

comprometer intereses tan sagrados en una sola batalla en que

todas las probabilidades estaban en favor del enemigo. Si él

no hubiera cedido a mis observaciones, yo le habria dirijido

una protesta en forma para cubrir mi responsabilidad, porque

ciertamente yo he creido que el ejército se perdia en su retira–

da hácia Quilca, i que la República quedaba espuesta a sufrir

las funestas consecuencias de esta pérdida, que no es necesario

apuntar.11

(17)

1 como si no le ocurriera la menor duda sobre la

ratificacion del tratado por el Gobierno de Chile, indicaba en

oficio de

22

de Noviembre, el deseo de que se· le autorizara para

nombrar cónsules i vice-cónsules en las capitales i en los puer–

tos de mar de los Estados confederados, a fin de dar al comer–

cio i a los ciudadanos de Chile la proteccion conveniente i es–

trechar mas i mas las relaciones de amistad

i

buena armonnía

entre Chile i la Confederacion.

Solo los peruanos que habían seguido al ejército de Chile

i,

sobre todo, los que formaban el gobierno provisional organizado

en Arequipa, recibieron la noticia del tratado de paz como un

(17)

Ajentes de Clzt'le en

el

Perú,

tomo 3.

0 •

Véase este oficio integro en el

Apéndice, letra H.

Poco mas tarde en su

Defensa de los tratados de Paucarpata,

Irizarri recla–

mó para sí el honor de estos tratados (Yéase nota 1 del Apéndice), i compro–

metido en una ruda controversia con los periódico que los atacaron, llegó

hasta formular este juicio: Que «el jeneral Blanco se cubrió de mayor gloria

salvando su ejército en Arequipa, que batiendo a lo enemigos de la Repú–

blica en Talcahuano, en Talca, en Maipú i en Chiloé... El jeneral Blanco

sah

1

ó

el honor de las armas chilenas

j

aun las hizo adquirir nuevo brillo en

el momento en que iban a ser humilladas >).

Revista de los e cri'tos publicados

en Chile contra los tratados de

paz

de Paucarpata,por Antonio J'osé de lrizarri.

-Arequipa, Febrero 20de1838.