I
I
2.
el
impemoso viento formab3
en
los estirados cordeles de
la
nave, ponian en
la ulrima con5 ternacio11,
y
apLUO
el .
brno corage
de
la •hermo-\a, gallanh Juventud, cuyos
,ro··.
bustos muscules yacian quasi rendidos en el ultimo desali–
cnco.
Ht1y
cú/05
!
~
que es
lo
que
veo? pero nada \•co, nad4
)leo
ya,
'fUC
se
pare~a
al hermoso
apacible, agradable:
:
O
aitro silencioso
!
con que
punwalidaá
tapiaste
de
cin~eblas.
lo s rerquiúos
de la
r~f!,i~n ethcrea~·-p.ara
qiie.
no
pudide¡ pe,.,
netrar.
por ellas ·el meniir rayo
del
hermo!o planeta.
!
De esce modo dirigia al ciclo mis querellas, mien–
tras
Ja
impetuosa borrasca aurnenca sus
rigores contra la.
i11fclice ·nave. Ya 5llelta,
el
Gielo arrebatados aquilones; in–
chan5e 5obe rvian:cme las olas, eraban· los viemo1· entre
~i
una
obHi1~ada
guerra, deser.frename las corrientes; .
Vna
rafJga de viento impetuoso arrebata para sn juguete
los
tJrirados lier-zos,
~rrancandolos
con impaciente
furor,
orra
parre · pÚ
el ' medio
los gruesos emp inados arboles:
por
ambos
coscados es
azorada
de impetuosa, y e pumosa m'area,
causando en
I¡¡
triste nave su alternado
choque espanto·
sos baibenes,
ii
~uya
violencia desprendidos de
sus exes
los
fieros
o¡iones, aprcn por uno, y
cero
lado de sus
qu¡¡tfo bnerfos
ra~gados
b carones, po¡: .
~onde
ya
empie–
za
~
jnundane: aqui pierde una
rabia,
alli abandona
su
timoii,
_y
mas
¡¡ll~
de"ª·
a~ramar d~
su
mismo cenero,
y
supertict~
una
gavilla
de
miserables ¡ovenes para
paseo del
pia$
enfu¡edqo demento,
Se concluir4.