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Reparación del edificio.
~
~N
12
de Noviembre, diez días después de mi nombramiento, infor–
~mé
al ministerio sobre el estado ruinoso en que se encontraba el
edificio.
S. E. el Presidente vino
á
la Biblioteca,
y
se convenció de que
mi informe no era exagerado. Una µared de metro
y
cuarto de espe–
sor, perteneciente al salón principal, amenazaba desplomarse, lo que
habría ocasionado la pérdida del valioso
y
artístico techo del que fué
refectorio de los jesuitas. Apurarse en evitar la catástrofe, era ahorrar–
se el tesoro el gasto de ciucuenta mil soles, mínimum, que habria costa–
do la reconstrucción de aquella espaciosa galería.
Las habitaciones de los altos, que correspondía ocupar al Direc–
tor, eran montón de escombros;
y,
por fin, uno de los saloncitos de de–
pósito llegó
á
derrumbarse. El inteligente, activo
y
honorabilísimo ar–
quitecto don Manuel Julián San Martín, fué nombrado para formar el
pre, upuesto de la obra, encomendándosele la dirección de ella;
y
lleno
un deber de justicia, al consignar en esta Memoria, que, exclusivamente,
á
t:iu infatigable asiduidad se debe la rápida, económica
y
perfecta re–
paración del edificio.
Incluyendo el valor de la nueva estantería
y
del mobiliario, se han
rp·0rtid.o en la obra
11,212
soles. La administración de estos fondos,
i
cargo de una comisión presidida por el señor general don Ma–
le
~Iendiburu,
y
de la cual fueron miembros los señores José An–
de Larnlle, José Unánue, Federico Panizo
y
José Agustín de
ente, quien prestaba además el importantísimo servicio de reca-
le! tesoro, semanalmente, la suma que había de invertirse en el pa–
e materiales
y
trabajadores. La comisión funcionó con empeño,
bo manifestar mi gratitud para con sus distinguidos miembros que,
por un acto de personal deferencia, aceptaron cargo de tan po-
1mportancia; pero que contribuía en mucho
á
facilitarme el cumpli-
1fmto del compromiso que para con el país contraje. Embarazoso
bría sido para mí atender
á
la formación de biblioteca
á
la véz que
a reparación del edificio. Expúselo así al Supremo Gobierno, quien
se preEtó
á
allanarme inconvenientes, nombrando la respetabilísima co–
misión administrativa por mí propuesta.
Galeria de pinturas.
'<:..SABIENDO
que en un cuarto del Palacio de gobierno se encontraban
r":~
hacinados los retratos de los Vireyes, dirigí un oficio al señor Minis–
tn
de Instrucción, pidiéndole me permitiese trasladarlos
á
uno de los
....,es de la .Biblioteca. El señor Castro Zaldívar, convencido de que
rmanenc1a de esos cuadt·os en una habitación húmeda
y
descuidada