DE LA BIBLIOTECA NACIONAL.
contribuiría á su total destrucción, me autorizó para trasladar, no sólo
esos retratos
y
el del conquistador Francisco de Carbajal, sino los de
los presidentes Castilla, San Román
y
Prado,
á
la vez que l<?s lienzos de
los artistas nacionales Merino, Lazo é Ingunza, comprometiéndome yo
á
hacerlos limpiar
y
cuidar de su conservación, hasta que sea posible
fundar en el país una Escuela de Bellas Artes, establecimiento al que
deben servir de base las obras de nuestros grandes artistas.
Sensible es que en nuestra galería de Vireyes, diestramente reparada
por el artista nacional don Gaspar Ricardo Suárez falten, entre otros, los
retratos de Pizarro, Gasea, Vaca de Castro, conde de Nieva y Amat; pero
mas sensible aún es la pérdida de los principales cuadros de Merino.
Debo aquí una palabra de reconocimiento
á
los artistas señores
Boudat, Inchaústegui, Castillo, Arrese y Revoredo, que, sin aceptar la ·
menor remuneración por su trabajo, se han prestado
á
limpiar los cua–
dros y
á
arreglar los desperfectos sufridos en ellos.
Personal de empleados.
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EGÚN
el presupuesto de Ja república, que rigió hasta los momentos
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de la ocupación de Lima por el ejército de Chile, gastábanse anual–
mente 7,240 soles en sueldos de los empleados del Archivo, importan–
do 4,112 los de los empleados de la Biblioteca. Ambos establecimien–
tos costaban, pues, á la nación, la suma total de 11,352 soles al año.
Por el supremo decreto de 4 del actual que OTganiza definitivamente
el personal de empleados de la Biblioteca y Archivo van
á
invertirse,
desde el
1°.
de Agosto, 10,870 soles anuales en ambos establecimientos,
lo que importa para el fisco una economía de 482 soles.
En cuanto á las aptitudes, integridad y constancia para el trabajo ele
los nueve empleados que me están subordinados, no tengo, haciéndoles
cumplida justicia, sino elógio que tributarles. En el sub-director don
José Toribio Polo, cuya competencia bibliográfica es reconocida por to–
dos los hombres de letras del Perú,
y
en los oficiales conservadores don
Enrique Torres Saldamando y don Manuel Ualdei·ón, he encontrado
no sólo entendidos sino muy afanosos colaboradores.
Con una base de poco mas de
700
-.;ofúmenes de obras ti'uncas ó
casi destruidas por la polilla, único caudal bibliográfico que misericor–
diosamente nos dejara el aciago jefe destructor ele la Biblioteca, se dirá
que fué audacia
ó
colmo de vanidad en mí, aceptar el caTgo y el com–
promiso de reorganizaT el Establecimiento en ocho meses: Mi
con~n
za nacía de la
fé
íntima que abrigaba en la cultura
é
ilustración de rpis